jueves, 14 de mayo de 2009

Regresarán a Yucatán libros virreinales, tras un caso de robo del patrimonio histórico


Metió los ejemplares en varias cajas de huevo; apenas podía cargarlos. Tomó un taxi y se dirigió al servicio de paquetería con la intención de enviarlos a España. Cuando bajaba del auto pasaron junto a él varios miembros de la Policía Federal Judicial.

No pudo evitarlo, su nerviosismo lo delató. Y al verlo tan sospechoso e inseguro, la Policía se acercó a ver qué estaba descargando: los depósitos de cartón iban repletos de libros antiguos.

Era el 2001. Roberto Ortega Olmos llevaba 57 libros virreinales que había extraído clandestinamente entre 1999 y 2000 del Archivo Notarial de Yucatán y de otras dependencias como el Centro de Apoyo a la Investigación Histórica de Yucatán –instancias que no habían notado el saqueo–, con la intención de venderlos en el extranjero.

El golpe de suerte de la Policía impidió que se traficaran estos documentos que datan de 1715 a 1827, y que corresponden en su mayoría al periodo colonial, aunque algunos también lo son del México Independiente, explica Oscar Kemp Zamudio, asesor jurídico de la Representación del Gobierno de Yucatán en la ciudad de México, quien llevó a cabo los trámites para recuperar los documentos una vez que fueron localizados.

Tras ser detenido en el Estado de México, por violación a la Ley Federal sobre Monumentos Arqueológicos, Artísticos e Históricos, así como por posesión de bienes nacionales, se inició la averiguación previa 130/2001-2, frente al Ministerio Público de Ciudad Nezahualcóyotl.

Kemp puntualiza que la pena máxima que debía cumplir por estos delitos, es de 10 años, sin embargo, el presunto ladrón salió de prisión un mes más tarde, después de pagar una fianza de 60 mil pesos. Actualmente Ortega Olmos se encuentra prófugo y las autoridades continúan con su búsqueda.

Los volúmenes fueron asegurados por parte del ministerio público que lleva el caso, pero al ser objetos del delito no se había podido tramitar su devolución, sin embargo, el ex representante de Yucatán en el DF, Jorge Carlos Ramírez Marín, comenzó a buscar la manera de recuperarlos, así que se promovió un incidente no especificado (procedimiento para su recuperación sin interrumpir el procedimiento judicial que lleva a cabo Ortega Olmos), de tal modo que se nombrara como depositario al Gobierno de Yucatán.

Actualmente se encuentran bajo la custodia del Archivo General de la Nación (AGN) por ser el organismo capacitado para proteger este tipo de documentación, instancia que hará la entrega formal de los títulos al Archivo General del Estado de Yucatán, en cuanto pase el periodo de emergencia en la Ciudad de México, debido a los brotes de influenza.

"De acuerdo con la investigación, los tomos sustraídos fueron rescatados antes de que el ladrón lograra su objetivo de trasladarlos a la ciudad de Cádiz, España, donde ya se tenían los microfilmes del contenido de esas obras y documentos de los siglos 17, 18 y 19, por lo que solamente esperaban el arribo del lote.

"Posteriormente se les resguardó en el Archivo General de la Nación, donde permanecen desde entonces y de donde saldrán lo antes posible para ser enviados a Yucatán, tras un prolongado juicio cuyo resultado favoreció al gobierno de dicha entidad", detalla Kemp.

Debido a los avatares que han pasado los documentos, el abogado informa que su estado actual no es el óptimo.

"Necesitan una intervención para que sean reestructurados. No es que estén maltratados, sólo que algunos presentan microorganismos y daños pequeños que requieren de atención. Estos trabajos preventivos seguro serán realizados en el Archivo General de Yucatán", informa.

Ejemplares valiosos

El Archivo General de la Nación devolverá al Archivo General del Estado de Yucatán, 57 libros de la época virreinal, con información sobre ventas, hipotecas, diezmos, dotes, testamentos y datos de índole notarial de esa entidad.

Los documentos resultan esenciales dado que, tras la destrucción de documentos coloniales, el acervo que queda al respecto es muy limitado.

En ellos es posible encontrar desde notas del ex presidente Antonio López de Santa Anna, y cuya firma aparece al calce de algunos hechos cuando era el Gobernador en la entidad, hasta documentos que acreditan el arribo de embarcaciones a la península.

"También dan cuenta puntual de la llegada, compra y venta de esclavos", informa el abogado Oscar Kemp Zamudio. "Hay textos del Registro Público de la Propiedad del estado que fueron escritos en lengua maya, lo que significa que desde aquellos tiempos esa lengua materna era válida para efectos legales".
Autor/Redactor: Dora Luz Haw/ Reforma
Editor: Manuel Zavala y Alonso
http://www.arts-history.mx/semanario/index.php?id_nota=05052009124725

Un bibliotecario robó 3 mil libros durante 10 años: se murió y lo descubrieron por culpa de su viud


Pasaron 30 años para que la Biblioteca Real de Dinamarca develara el misterio de la desaparición de tres mil textos de altísimo valor. Los robó un ex empleado, su viuda quiso venderlos y la descubrieron.


"Como en un thriller de Umberto Eco", comentó el diario "Politiken" de Copenhague, Dinamarca, luego de que se destapara un robo “hormiga” sin precedentes. Miles de libros de valor incalculable habían sido sustraídos de la Biblioteca Real Nacional en la capital danesa. Pasaron nada menos que 30 años sin ningún indicio sobre la desaparición de unas 3.200 piezas, entre ellas manuscritos del filósofo Immanuel Kant y varios atlas del siglo XV, pero el afán de lujo de la viuda alemana de un bibliotecario y sus hijos daneses aportó de repente claridad sobre un caso que parecía perdido.

La mujer y otros tres sospechosos están en prisión, luego de que en septiembre la prestigiosa casa de subastas londinense Christie's (http://www.christies.com) llamara a Copenhague para averiguar si algunos de los libros antiguos que se le habían ofrecido por tres millones de coronas (547.000 dólares) provenían de la Biblioteca Nacional danesa. Desde entonces, para los investigadores todo fue un juego de niños. En casa de la oferente, al norte de Copenhague, la policía encontró sin grandes esfuerzos 1.650 libros en 74 cajas de mudanzas: la mitad de las piezas desaparecidas desde hace más de un cuarto de siglo.

No se necesitó investigar mucho. El único ladrón pudo haber sido el esposo de la oferente, que entre 1960 y 1970 trabajó en la biblioteca como especialista en temas orientales. Consternados, los periodistas daneses calcularon que el hombre, considerado respetable, sincero, intachable y simpático por sus colegas, se llevó al menos un libro valioso por día durante diez años. En la selección de las obras aplicó un criterio claro: dinero. En aquel entonces, para disgusto del personal, se sospechó de todo elmundo, pero nunca del verdadero ladrón.

“De acuerdo con los valores actuales, el botín cotiza entre 150 y 300 millones de coronas (25 y 50millones de dólares), comentó el jefe de la biblioteca”, Erland Kolding Nielsen que contó que entre los textos desaparecidos, hasta entonces apenas asegurados contra robos, se contaban las primeras ediciones de Martín Lutero y de los astrónomos Johannes Kepler y Tycho Brahe, entre otras reliquias.

El ladrón tuvo los nervios suficientes de guardar su botín durante casi 20 años, antes de ofrecer al mercado los primeros libros poco antes de su muerte. La policía sólo fijó su atención en ese hecho cuando la viuda alemana, su hijo, su nuera y un conocido se dirigieron con la mercancía directamente a Christie's.

"Eso fue incomprensiblemente tonto", dijo asombrado el rematador danés Sebastian Hague Lerche en declaraciones a "Politiken".

Queda por averiguar si el fallecido actuó solo o tuvo cómplices. La policía encontró también algunos textos robados en casa de un amigo de la viuda en Alemania, y hasta se habló de una posible mafia especializada en libros. "Politiken" marcó una importante diferencia entre la historia real ocurrida en Copenhague y la inventada de "El nombre de la rosa" del italiano Eco, en la que también se trata de robos misteriosos de libros en la biblioteca de un monasterio: “A fines de la Edad Media los robos ocurrían porque los libros eran considerados peligrosos, en el caso del ladrón de Copenhague, en cambio, eran terriblemente valiosos”.

Fuente: DPA
Referencia: http://www.clarin.com/diario/2003/12/12/t-674971.htm

Saqueo de incunables en Cuenca La catedral y el seminario sufren el robo sistemático de libros de gran valor

El robo ha sido sistemático. Durante los últimos 25 años alguien, aún no se sabe quién, ha estado hurtando libros de valor incalculable de las bibliotecas del seminario y la catedral de Cuenca para ponerlos a subasta y sacarse unos miles de euros. Ese alguien se los daba a José Francisco Javier Real Rolania -un hombre que fue detenido en 1981 por robar mapas antiguos en la Biblioteca Nacional-, quien los depositaba en la sala de subastas Durán, la de la calle de Serrano de Madrid, para venderlos. Durante esos años, han desaparecido 735 libros, 12 de ellos incunables. Lo curioso es que el canónigo de la catedral de Cuenca Clementino Sanz y Díaz fue procesado en 1985 por haberse llevado desde 1968 un millar de libros antiguos. Algunos los vendió a la Biblioteca Nacional. Una almoneda.

El rastro de los libros robados fue localizado por la Guardia Civil durante una inspección rutinaria en salas de subastas. Los agentes de Patrimonio Histórico comprobaron que el tal Real Rolania era quien había depositado allí los libros. Al cotejar sus datos, supo que Real Rolania era el presunto autor de la sustracción de varios valiosos mapas, datados entre los siglos XVI a XVIII, en la Biblioteca Nacional de Madrid. Fue en 1981 y para conseguir el botín había falsificado un carné de investigador. Luego, con una cuchilla, cortó los mapas, los ocultó bajo el abrigo y se los llevó.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil cotejó el Catálogo General de Incunables y llegó a una certeza: 42 ejemplares de los siglos XV al XVIII, entre ellos 12 incunables (confeccionados desde la invención de la imprenta en 1440 hasta principios del XVI) procedían de la Biblioteca del Seminario Conciliar de San Julián de Cuenca y de los fondos bibliotecarios de la catedral. A algunos libros les habían borrado el sello de la biblioteca de procedencia por medios químicos, pero a otros se los habían recortado. A una obra de Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, le habían cortado el sello en la página 1, pero también en la 21 y la 121.

Real Rolania fue detenido, pero había que determinar cuántos libros faltaban, ya que los bibliotecarios conquenses lo ignoraban. Un equipo del Grupo de Patrimonio tuvo que revisar las bibliotecas, con más de 40.000 volúmenes. Faltaban 735. Los investigadores han recuperado 249, la mayoría de los cuales se han requisado a quienes los compraron en subasta. Éstos, si desconocían la ilicitud, tendrán que reclamar la devolución del dinero al subastador. Sólo un lote de seis incunables fue vendido por 120.000 euros. Otros 280 libros están localizados (uno en Reino Unido y otro en Suiza). Del resto, ni rastro.

El trabajo de investigación sobre el saqueo ha sido presentado durante un seminario sobre tráfico ilícito de bienes culturales, que ha organizado la Guardia Civil en Madrid, con 40 representantes de 24 países y de organismos como Interpol, Europol o la Unesco. Allí se han cambiado cromos sobre cómo localizar estos bienes y sobre cómo cooperar para ello.

Pero queda la gran duda: ¿quién sacó esos libros? Aún no se sabe. El arrestado no tenía acceso legal a esos centros. La Guardia Civil ha visto en sus archivos que el ex canónigo archivero de la catedral Clementino Sanz y Díaz fue condenado en 1985 a cuatro meses de arresto mayor, por un delito de hurto continuado, con la circunstancia agravante de abuso de confianza. Se había llevado entre 1968 y 1981 708 volúmenes impresos y 37 manuscritos. Entonces vendió tres libros a la Biblioteca Nacional por 400.000 pesetas. Dijo que los había adquirido por 5.000 pesetas en el Rastro. Lo dicho, una almoneda.

Referencia: http://www.elpais.com/articulo/ultima/Saqueo/incunables/Cuenca/elpporcul/20051201elpepiult_1/Tes

Los libros más robados

Los libros más robados
Un reportaje publicado en El Mercurio de Chile indica que los métodos de robo en la librerías se han refinado al punto de que los sensores electrónicos –cuando los hay- ya no son suficiente ayuda. Los ladrones han adquirido nuevas técnicas para sustraer los libros y también se han especializado en lo que se roban. Los objetivos más apetecidos son bestsellers, novelas de culto y textos de estudio. Según el informe, existen tres tipos de ladrones: “El primero de ellos es el ladrón ocasional, que roba cuando tiene la oportunidad de hacerlo. Ve un libro que le llama la atención, y si puede sustraerlo sin ningún problema, se lo lleva. Y ni siquiera hace una compra para disimular. La segunda categoría es la del ladrón ilustrado, que quiere leer un libro, pero no le alcanza el dinero; es tal su desesperación, que termina robándoselo. En la última categoría, la más despreciable según los libreros, están los ladrones por encargo, que reducen la mercadería en bazares populares, por menos de la mitad del valor del libro”. En 2006 los libros más robados fueron los siguientes: “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño, “El código Da Vinci”, “Inés del alma” de Isabel Allende, “El álgebra de Baldor” y “Atlas de anatomia” de Frank H. Setter.

El reportaje completo se puede leer en: http://diario.elmercurio.com

Referencia : http://www.cerlalc.org/secciones/publicaciones/boletin_red_de_librerias/boletin_18/noticias.htm

Punto de vista

Entrevista: Henoc de Santiago

Sin duda alguna las librerías EDUCAL, afiliadas al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) de México, se constituyen en un modelo democrático de circulación de los libros en el continente. Es un modelo de carácter mixto (público y privado) de librerías que se ubican en aquellas zonas del país donde de otro modo no llegarían los libros para ser comercializados. La entrevista ha sido contestada por Henoc de Santiago, gerente de Educal, quien amablemente ha respondido el largo cuestionario.

¿Qué situación da origen a que se cree una red de librerías como Educal cofinanciada y coadministrada por el Estado?

Educal fue establecida el 29 de enero de 1982 como una sociedad anónima de capital variable, con el objeto social de diseñar material didáctico que apoyara al Sistema Educativo Nacional.

En 1987 se le asignan los recursos y funciones de "El Correo del Libro" y se dedica a la DISTRIBUCIÓN y comercialización del fondo EDITORIAL de la Secretaría de EDUCACIÓN Pública".

En 1998 por mandato de la presidencia del CONACULTA, a Educal se le asigna la función de comercializar y distribuir por medio de su infraestructura, los diferentes productos que generan las INSTITUCIONES CULTURALES del país.
En la actualidad Educal distribuye los fondos editoriales del Conaculta, del Subsistema de Preparatoria Abierta de la Secretaria de Educación Pública y de una centena de Instituciones Culturales Estatales, Universidades, Centros de Investigación, etc.

Gracias a la labor de Educal estas publicaciones llegan a canales adecuados de comercialización, ya que al ser en su mayoría altamente especializadas, su distribución no resulta interesante para las empresas privadas.
Hay que resaltar que Educal es el responsable de garantizar el abasto en todo el país de los libros de programa de Preparatoria Abierta que tiene una matricula de casi 2 millones de estudiantes.

EDUCAL realiza la distribución y comercialización en México y en el extranjero por los siguientes medios:

  • A través de una Red Nacional de Librerías propias, actualmente constituida por 74 puntos de venta, ubicados en “todos” los estados (departamentos) del país.
  • Por medio de un equipo de ventas, que atiende librerías privadas, tiendas departamentales y de autoservicio, instituciones gubernamentales, atiende las exportaciones, las ferias de libro y las ventas por Internet.

Educal es el operador de la Red de Librerías y Tiendas Museo más completa del país. Estas se han convertido en una valiosa herramienta de distribución para editoriales públicas y privadas.

Esta red cumple la función de llevar libros a ciudades donde la oferta editorial es en ocasiones muy pobre y a veces casi nula y en las cuales, por el tamaño reducido del mercado a las empresas privadas no les ha interesado abrir librerías.

Hay que recordar que en México existen aproximadamente 500 librerías para un país de 100 millones de habitantes, por lo que si queremos fomentar la lectura, debemos de ser capaces de poner libros al alcance de la población. Esta es una función del estado mexicano.

Durante los últimos años, Educal ha construido su red de librerías a partir de la firma de convenios de asociación con Instituciones Culturales, ya sea Federales, Estatales, Municipales o Privadas. En dichos convenios la parte asociada aporta el espacio y equipamiento para instalar la librería y Educal aporta la operación y administración de la misma.

Cabe mencionar que el exitoso crecimiento de la red de librerías se ha fundamentado en la confianza que el programa operado por Educal ha generado en sus posibles socios, que han podido constatar que las librerías son operadas con eficiencia y profesionalismo y sobre todo que el objetivo principal de las mismas no es la generación de utilidades sino la promoción y el fomento de la lectura.

¿Cuántas son y en dónde se encuentran las librerías de Educal?

Actualmente la red de librerías de Educal, cuyo nombre comercial “Libros y Arte CONACULTA” está compuesta por 74 puntos de venta los cuales se encuentran en las 32 entidades federativas del país y una librería virtual. Al menos contamos con una por Estado y en algunos casos llegan a tres. En la ciudad de México tenemos más de 20 establecimientos.

Las librerías de Educal se ubican en todo tipo de espacios, pero predominan las que están en recintos culturales tales como Museos, Galerías, Casas de la Cultura, Centros de las Artes, etcétera. Es por eso que muchas de nuestras librerías las llamamos Tiendas - Librerías, ya que además de contar con un extenso surtido de libros, también cuentan con venta de otro tipo de productos como música, cine, postales, carteles, promocionales del recinto, publicaciones periódicas, artesanía, regalos, juguetes didácticos y demás productos culturales.

De estas librerías algunas son especializadas, por ejemplo en: arqueología, culturas populares, arte moderno, cine y fotografía. Esta especialidad depende de las necesidades del mercado y de la ubicación. La mayor parte son de interés general –siempre que se trate de cultura y academia-. Una experiencia magnifica es la ubicada en el Aeropuerto de la Ciudad de México, es la de más éxito económico de nuestra red y tiene fama de ser una de las mejores del país.

¿Cuál es el perfil del administrador de una librería Educal?

Inicio por anotar que ante la falta librerías culturales y académicas, no existía en el país un perfil totalmente definido. De ahí que Educal se haya abocado a capacitar, principalmente, a libreros en el interior del país porque en la ciudad de México sí había aprendizaje del oficio.
El administrador de una librería de Educal en general, debe cubrir los mismos requisitos que cualquier librero en el mundo:

  • Interés por el libro y el conocimiento, formación cultural aceptable, actitud de servicio, compromiso, responsabilidad y honestidad, capacidad en el manejo administrativo de la librería y de su personal, estar familiarizado con sistemas de cómputo, etcétera.

¿Los libreros de Educal elaboran anualmente un plan de negocios y un plan de marketing?

Anualmente reunimos a todos los libreros del país y es ahí donde se les exponen los nuevos proyectos, las metas, el marketing, se hacen acuerdos.
A la par, los libreros exponen sus problemas e ideas que generalmente se integran de inmediato al plan anual de trabajo.

¿Las librerías de Conaculta -como las comerciales privadas- son subsidiadas estatalmente cuando no obtienen rentabilidad?

Educal es una empresa del estado que prácticamente no recibe subsidios. La mayoría de las librerías son autosuficientes y en algunos casos son altamente rentables. Sin embargo en algunos casos, en ciudades con pocos hábitos de lectura, tenemos que subsidiarlas, pues consideramos que es un servicio cultural básico y que como función de estado debemos continuar operando. Es decir, las librerías grandes, exitosas, subsidian a las pequeñas que están en proceso de acreditación en su ciudad. En términos generales el proyecto de librerías de Educal es “autofinanciable”.

¿En las ciudades y municipios donde están las librerías, qué cambia
con una librería de Educal?


La respuesta ha sido increíble: en ciudades, en muchos casos capitales de Estado, en donde nunca habían tenido una librería con este perfil, nos encontramos con que el consumidor potencial ahí estaba pero no tenía acceso al producto. Es decir, el académico, el docente, el artista, el estudiante y demás interesados en actividades intelectuales ahora cuentan con un punto de venta donde pueden encontrar los materiales de su interés o solicitar títulos que en ese momento no se cuenta con existencia en su ciudad.

Algo que es notorio es que en el recinto en que se ubica la librería se da una dinámica cultural distinta porque la afluencia es mayor. También porque Educal participa en presentaciones editoriales de la localidad y también cubre eventos de editores foráneos.

Algo importante es que en todas las entidades federativas del país existen centros culturales, museos y demás instancias, pero montar una librería requiere de mucha inversión, de conocimiento del medio, de contactos con las editoriales, etcétera.

Educal, con la experiencia acumulada en estos años y con su infraestructura administrativa, se aboca a ello. Es decir, el modelo de librería ha modificado la infraestructura cultural de la ciudad, porque ahora cuentan con una librería que sólo planteada como una red podía tener éxito.

¿Qué actividades de promoción de lectura realizan las librerías de Conaculta?

Educal también cumple funciones de primordial importancia para la promoción editorial y el apoyo a la lectura, a través de la participación en ferias, festivales, presentaciones editoriales y otros eventos como la operación de librerías itinerantes en las principales exposiciones y demás eventos culturales en todo el país.

Cabe mencionar que Educal participa en prácticamente “todas” las ferias del libro en México y asiste a las principales ferias del libro en el mundo.
Como ejemplo:
Nacionales:

  • Feria Internacional del Libro de Guadalajara
  • Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería
  • Feria Internacional de Monterrey
  • Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil

Internacionales:

  • Book Expo América, E.U.A.
  • Feria del Libro de Buenos Aires, Argentina.
  • Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia.
  • Feria del Libro Liber, España.
  • Feria del Libro de Frankfurt, Alemania, etc

¿Qué tipo de libros son los que más venden las librerías de Educal? ¿Hay un especial énfasis cultural y comercial en este tipo de libros?

Depende del perfil de la librería y el perfil generalmente lo da el recinto en el que se ubique.
Hemos observado un aumento en las ventas de los materiales infantiles, pero definitivamente nuestro producto es cultural y académico.

¿Cómo perciben los libreros privados a las librerías de Educal? ¿Acaso como un tipo de competencia que los deja en desventaja?

Cada librería tiene sus objetivos, metas y medios para lograrlo. Nosotros nos abocamos a un producto y a un lector que no había sido debidamente atendido.
Para lograrlo hemos tenido que crear una infraestructura nacional que no compite con otras librerías porque ofrecemos un producto que no tienen los otros establecimientos. Son mercados distintos.
En otros sentidos, mi percepción es que somos muy aceptados y se reconoce el esfuerzo. Nada más hay que tomar en cuenta lo siguiente: en cuanto más lectores haya en el país, más afluencia tienen las librerías.

¿Qué enseñanza deja la red de librerías de Educal? ¿Cree que es un modelo replicable en otros países de América Latina?

Respecto a la factibilidad de aplicación del “modelo” en otros países, depende de muchos factores. Por dar un ejemplo: en México se ha creado una infraestructura cultural que, de algún modo, facilitó el proyecto. Sin embargo, creo que este modelo se puede adaptar a la realidad cultural de algunos países. Especifico: el proyecto Educal ha llevado muchos años, por tanto debo de agregar que además de un esfuerzo continuo se requiere de mucha paciencia.

¿Favorece una política de precio fijo -como la que actualmente se discute en el Congreso de México- a las librerías Educal?

Claro que sí, ya que las librerías de Educal nunca entraron en el juego de guerra de descuentos que tanto daño causó a la sana competencia de las librerías. El precio único, como lo muestran las experiencias internacionales, es benéfico para toda la cadena productiva del libro, pero el eslabón mas beneficiado es el de la librería.

¿Por qué tanto las librerías, como el fondo editorial de Educal no son suficientemente conocidos fuera de México?

Educal es un distribuidor, no tiene un fondo propio. El fondo editorial del CONACULTA, al que podríamos llamar propio, está compuesto por un gran número de colecciones, la mayoría no están pensadas para darlas a conocer en el extranjero, inclusive están subsidiadas para facilitar el acceso de toda la población a ellas.

Las colecciones que difunden las diferentes manifestaciones artísticas, literarias, etcétera de México son las que llevamos a ferias y difundimos por medio de las filiales de nuestra institución hermana, el Fondo de Cultura Económica.

No hemos tenido tiempo de promocionarnos. El desarrollo de la red de librerías, y todas las actividades necesarias para formar un lector nos ha llevado años. Además de que el reconocimiento internacional no lo consideramos como lo fundamental. Hemos trabajado dentro del país para cumplir los objetivos nacionales y ha sido arduo.
Pero, sí explico que, aún sin el propósito, contamos con un reconocimiento internacional que se puede observar en los eventos a los que asistimos anualmente.

Actualmente asesoramos a la Fundación Kuai Mare en Venezuela, quién desarrolla un proyecto similar a Educal. El proyecto de apertura de librerías de Educal es relativamente joven, seguramente será visible a corto plazo.

¿Exportan a Estados Unidos las librerías de Educal?

Si, como lo comentaba, exportamos por medio de las nueve filiales fuera de México del Fondo de Cultura Económica, y en algunos casos lo hacemos de manera directa.

Récord de asistencia a seminario de libreros en Bogotá

Con rotundo éxito se ha llevado a cabo el 24 y 25 de abril, en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, el seminario “Diseño y comunicación en la librería”, organizado por el CERLALC, el Fondo de Cultura Económica y la Cámara Colombiana del Libro. El seminario estuvo a cargo del arquitecto y diseñador argentino, residente en Italia, Miguel Sal. Sal, discípulo de Umberto Eco, ha sido clave en la renovación de una gran cantidad de librerías europeas, entre la que se destaca la cadena Feltrinelli, en Italia.

Cerca de 85 libreros colombianos y venezolanos asistieron al evento y señalaron la calidad del curso. Los siguientes son comentarios de libreros que accedieron al curso:

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Martha Helena Esguerra
Directora Ediciones Uniandes - Universidad de los Andes


Es la primera vez que gracias a ustedes podemos asistir a un seminario tan bueno para el sector de los libreros. A pesar de que la Cámara Colombiana del Libro cada cierto tiempo de acuerda que las librerías también forman parte del sector editorial, nunca ha hecho verdaderos esfuerzos por conseguir cursos serios para este sector. Los pocos que hemos conseguido han sido a través del CERLALC y del Fondo de Cultura Económica que hace 2 años se unieron para dictar uno en Ciudad de México, pero por esta razón solo pudimos enviar a una sola persona.

Pero desde hace 5 años la Cámara no ha mostrado en realidad ningún interés por este sector del libro, por lo que en primera instancia quiero felicitar y agradecerle al Cerlalc los esfuerzos por conocer este gremio y apoyar su desarrollo profesional a través de estos cursos.

  1. El señor Miguel Sal demostró durante el desarrollo del curso tener un profundo conocimiento del funcionamiento de las librerías, de los compradores y también de los editores, por lo que toda la información entregada durante el seminario tenía una inmensa coherencia alrededor del libro. Su manera de exponer las ideas, corroborando la información teórica con ejemplos a través de fotografías, fue absolutamente acertada.

  2. A pesar del desinterés de la Cámara, es claro y lo confirmó el conferencista, que las librerías siguen siendo los puntos de venta por excelencia del libro y un seminario de esta índole contribuye al fortalecimiento del sector y a la profesionalización de quienes trabajamos en ellas.

  3. El evento estuvo bien organizado, pero definitivamente el salón resultó pequeño para el curso. Creo que cuando se trabaja con fotografías o imágenes que el público debe seguir se debe buscar que éstas pueden quedar más arriba de las cabezas de las personas, porque de lo contrario se genera una gran dificultad para seguirlas y en este caso, fue difícil lo que nos obligó a mantenernos haciendo contorsiones de cuello para seguir las imágenes esquivando las cabezas de quienes estaban en las filas de adelante. Pero la organización fue excelente, a pesar de este detalle.
  4. El curso superó ampliamente mis expectativas y las de mis colaboradoras que también asistieron. Como estábamos acostumbrados a la pobreza de los pocos cursos que algunas veces daba la Cámara, nos inscribimos pensando que de pronto se trataba de algo parecido a lo que ya habíamos tenido y nos encontramos con la grata sorpresa de un seminario excelente.

  5. Si bien el arquitecto Sal trató de cubrir todos los ángulos posibles a tener en cuenta, fue clarísimo que el tiempo no le alcanzó para pasar detenidamente por cada uno de ellos y al final como se debía entregar el salón, tuvo que terminar a la carrera.

    Creo que este tipo de seminarios a favor de este sector de los libros es de suma importancia y tal y como se lo manifesté a una de las personas del Fondo de Cultura Económica, sería muy importante que pudieran repetirlo en un horario más amplio con el fin de que el Sr. Sal pueda exponer el tema con amplitud, quizás 5 días todas las mañanas o algo parecido, sería muy importante.

    Otro tema puede ser sobre la nueva tendencia de librerías en las que los libreros dejan de ser las estrellas, y pasa a ser el libro en sí mismo el importante. El cambio se viene dando desde hace unos años y en Colombia apenas se vislumbra.

    El ordenamiento temático en las librerías, por ejemplo. En esto hay muchas alternativas y difícilmente se ve que haya una verdad absoluta, por lo que sería bueno conocer experiencias exitosas de otros países.

    El fenómeno de las librerías universitarias el señor Sal apenas lo mencionó, pero es claro que es en Colombia empiezan a proliferar de manera importante, mientras que las tradicionales se han visto afectadas.
    Agradezco al Cerlalc por su interés y su preocupación por hacer visibles a las librerías.


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Carlos A. Suárez V.
Publicista Librería y Papelería Panamericana - Bogotá


El seminario llenó mis expectativas. El conferencista muy bueno. A modo de comentario quiero sugerir que sería bueno incluir un poco más de ayudas de cómo exhibir en la práctica los libros. Si bien aparecen ejemplos y fotografía de librerías europeas valdría la pena observar más casos de América Latina, pues una cosa es el nivel de lectura de Europa y otro es el latino.


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Diac. Ronald Francis Bone, ssp
Editorial San Pablo

  1. Calidad del conferencista:
    Competente y solvente.

  2. Importancia del tema tratado:
    Me gustó mucho la presentación de otras librerías. A veces el mundo se reduce a lo que vemos y hacemos, y eso ayudó mucho a abrir la mente. Aunque la Feltrinelli no es taaaaan importante como él decía (en realidad, los italianos que conozco no están de acuerdo con ese punto de vista) es una perspectiva valiosísima para un diseño de nuestros establecimientos más acorde con las nuevas tendencias publicitarias y de estructuras de librerías modernas.

  3. Organización del evento:
    Todavía adolecemos de un mal latinoamericano: la impuntualidad. Hubiera sido interesante que M. Sal compartiera sus experiencias también en cuanto a cumplimiento de horarios en Europa, para que los asistentes agilizaran el paso. En lo que se refiere a logística: para una charla basada sustancialmente en presentaciones con diapositivas, no es conveniente una sala como en la que estuvimos.
  4. Cumplimiento o no de las expectativas del curso
    Me hubiera gustado una exposición más amplia en cuanto a materiales y técnicas de diseño de las librerías, pero igual, del 100%, yo daría un 90%

  5. Nuevos temas o cursos sobre los que esperan formación
    a. Gestión y administración con las reglas del TLC.
    b. Continuar con el proceso de diseño y adecuación de librerías
    c. Gestión de canales de distribución y comercialización
    d. Gestión editorial.

Les agradezco la atención. Esperamos poder seguir en contacto, y aspiramos a colaborar en lo que nos sea posible.


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Jimena Rojas Casas
Administradora Ábaco Libros-Cartagena


Quiero agradecer a la Cámara Colombiana del Libro y al Cerlalc por su invitación al Seminario sobre Diseño de Librerías.
La experiencia, el conocimiento y la calidad de Miguel Sal aportaron muchas ideas para implementar en nuestra librería. El seminario cumplió ampliamente con los objetivos propuestos, la organización fue muy buena y el tema es de gran relevancia.
Nos gustara recibir cursos o información sobre planes de promoción de lectura para niños y jóvenes.
Cordial Saludo y nuevamente muchas gracias por su invitación.

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Julieta Cantos, Librería Sin Límite

  1. La calidad del conferencista me pareció muy buena.
  2. El tema tratado, aún cuando hubo momentos repetitivos, y que parecían más vinculados con el manejo arquitectónico de los espacios, se fue haciendo cada vez más atrayente, pues se iban viendo las posibles aplicaciones a casos concretos. Se entendía, entonces, la importancia de las exhibiciones, señalización, distribución del espacio en función del tipo de librería, etc., etc.
  3. La organización del evento fue normal.
  4. El cumplimiento de las expectativas hubiera sido total, si se hubiera dedicado un día más para que Miguel Sal, diera sugerencias a posibles problemas en las áreas concretas de los espacios de las librerías participantes. Esto hubiera sido un cierre de oro, sobre todo porque los libreros habrían materializado ideas del curso que resolvieran sus problemas.
  5. Sería interesantísimo, poder realizar un curso en donde se concretaran indicadores de gestión para libreros que pudieran ser manejados por cualquiera, ya fuera un novel o un experimentado librero. Esto puede ser posible, pues con los cursos anteriores se manejaron algunos temas como rentabilidad, rotación, etc. Si lográramos producir unos indicadores nos serviría para medir las diferentes librerías y generar soluciones y aportes.

Gracias.

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Los retos de las librerías en la nueva Ley de Fomento para el Libro y la Lectura en México

Arturo_Ahmed Lic. Arturo Ahmed Romero
(Director Académico del INDELI, Instituto de Desarrollo Profesional para Libreros, SC)


Una nueva ley del libro que propicia el fomento y desarrollo del libro y que contemple mecanismos para regular el precio al público desencadena una polémica de diferentes voces a favor y en contra. Sin embargo lo verdaderamente importante es centrar la discusión sobre lo sucedido a las librerías mexicanas en la última década: 441 librerías (43%) cerraron sus puertas, más de 4 mil empleos especializados perdidos por varias razones. La causa principal fue la competencia desigual que se da en el mercado mexicano del libro y la falta de un marco legal que dé certidumbre a la inversión y el financiamiento para la creación de nuevas librerías y propicie la modernización de las ya existentes. Un ejemplo sintomático de este último año fue el cierre de las librerías Castillo de Monterrey, con más de 30 años de existencia, que atendía a más del 50 por ciento del mercado del libro en aquella ciudad.

La Ley en su artículo 3 señala: “Se crea el Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura como un órgano consultivo de la Secretaría de Educación Pública y espacio de concertación y asesoría entre todas las instancias públicas, sociales y privadas vinculadas al libro y la lectura”. Este hecho es muy favorable para toda la industria y en especial para el gremio de libreros toda vez que no existe interlocución con gobierno e instituciones que ayuden a perfilar aspectos de interés para el desarrollo de la industria en general. En este Consejo se podrán diseñar programas de fomento a la lectura y el libro de acuerdo con las necesidades de los diferentes sectores y en beneficio de los lectores, así como estudios y análisis sobre el sector editorial en su conjunto.

En su Artículo 22 dice: “Toda persona física y moral que edite o importe estará obligada a fijar un precio de venta al público para los libros que edite o importe. El editor o importador fijará libremente el precio de venta al público, que regirá como precio único”. Este hecho dará un mayor beneficio en aspectos de distribución equitativa del libro en todo el territorio nacional, promoverá la presencia de escritores noveles y de editoriales pequeñas de autor o con selección editorial de tiros cortos pero muy importantes para la formación del conocimiento y de la lectura. Propiciará una oferta plural y diversa para todos, así como un precio único en todo el país. De este modo los libros serán ofertados al mismo precio que en el centro del país. Con ello se ayudará a que los compradores de libros se beneficien a corto plazo con mejores precios.

En la práctica el precio único para el libro consiste en lo siguiente: un libro tiene el mismo precio en todo el territorio nacional. Este precio es fijado por el editor o distribuidor, lo cual lo aleja radicalmente de cualquier noción de precio controlado. El precio único no es nuevo ni insólito. Muchos artículos lo tienen en México, por ejemplo los periódicos y las revistas, lo que ha facilitado su acceso en todo el país.

Las políticas de descuento al precio del libro han demostrado ser muy negativas para su homogénea distribución y para su disponibilidad en igualdad de condiciones, ya que produce la concentración en pocos puntos de venta y la consecuente reducción de títulos disponibles en el mercado. Esto atenta contra la diversidad cultural y limita las opciones del lector. En el mercado actual del libro, la guerra de descuentos desata una oferta desigual, y necesariamente el precio de venta aumenta para poder compensar los descuentos, pero aumenta para todos. Los descuentos producen una enorme concentración de la oferta, lo que reduce el número de puntos de contacto entre el libro y su público, elemento crucial de cualquier política de fomento a la lectura.

El lector, comprador y consumidor final de los libros tendrá, al menos, las siguientes ventajas:

  1. Podrá encontrar muchos más títulos y más variados en su contenido.
  2. Contará con libros de mayor calidad, aunque sean de circulación restringida.
  3. Podrá comprar los libros al mismo precio siempre y en todas partes.
  4. Los libros estarán en un mayor número de puntos de venta.
  5. Contará con establecimientos especializados, como son las librerías.
  6. Encontrará personal especializado, los libreros que le atenderán con más eficacia y profesionalismo.
  7. Nadie podrá vender los libros a un precio superior ni inferior al indicado por el editor en su catálogo o lista de precios, y el precio del libro será siempre, y no solamente por temporada, el más bajo posible.

Dadas las características peculiares del libro, es necesario que esté lo más cerca posible del lector, única forma de que encuentre a su público. Por ello, no es posible reflexionar sobre una política cultural o política editorial, sin prestar atención especial a las librerías. Uno de los más importantes objetivos del precio único de los libros es hacer posible una extensa y eficaz red de librerías, que compitan entre sí en la diversidad y variedad de la oferta editorial y en calidad de los servicios que presta. Para ello necesitan equilibrar sus resultados contables entre los libros de venta rápida y los de escasa rotación, es decir, necesitan el precio único como sistema de equilibrio.
La Ley para el Fomento del Libro y la Lectura es necesaria porque fomenta el desarrollo de la industria, pero además permite una competencia sana y equilibrada entre las librerías y otros agentes de comercialización del libro. Es pues, una herramienta básica para el cambio, ayudando así al crecimiento de la industria y el comercio del libro. Con esta ley se sienta un precedente sin parangón en América Latina marcando un liderazgo en el desarrollo de las industrias culturales de otros países.

Por otro lado, hay que echar una mirada a la infraestructura de librerías por habitante en otros países de la región y algunos de Europa:

  1. México, una librería por cada 200 mil habitantes.
  2. Argentina, una librería por cada 15 mil habitantes.
  3. España, una librería por cada 12 mil habitantes.
  4. Alemania, una librería por cada 15 mil habitantes.
  5. Costa Rica, una librería por cada 27 mil habitantes.
  6. Colombia, una librería por cada 167 mil habitantes.

Si consideramos la constante de librería por habitante, en México existe un déficit de 4 mil 500 librerías. La posibilidad de recuperar el crecimiento de la infraestructura librera del país es de 10 años. La ley del libro a mediano plazo le devolverá a la librería el papel fundamental que debe ocupar como eslabón principal en la cadena entre el lector y el autor. Asimismo propiciará el mantenimiento de una extensa red descentralizada de distribución en especial en aquellas zonas desfavorecidas, el apoyo al pluralismo en la creación y la edición en especial de obras difíciles para el lector convencional.



La sabiduría de Gabriel Zaid
“Lo competitivo de una librería está en el surtido (amplitud, foco), el lugar (agradable, de fácil acceso), el personal (conocedor, cumplidor, ayudador, sin ser metiche) y, desde luego, el precio, si no es igual en todas partes. Una librería que está lejos, casi no da servicio y ni sabe lo que tiene, pero vende con el 20% o 30% de descuento, se vuelve muy competitiva. Pero ¿cómo es posible dar el 30% de descuento al lector, si la librería recibe 35%? No es posible. Excepto, claro, si algunas librerías consentidas reciben descuentos altísimos. Y ¿cómo es posible para el editor dar descuentos altísimos? Subiendo los precios.

Con lo cual resulta que el descuento es puro cuento. (Gabriel Zaid; Librerías y Precio Fijo, http://www.letraslibres.com/interna.php?num=80)

Referencia:

Manifiesto por la lectura

Un conjunto de entidades vinculadas al ámbito del libro español han firmado colectivamente el 30 de noviembre último un “Manifiesto por la lectura” centrado sobre todo en la urgencia de construir una escuela lectora y escritora.
Entre las entidades firmantes aparecen Asociación Colegial de Escritores (ACE), Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE), Asociación de Editoriales Universitarias Españolas (AEUE), Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (ANELE), Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), Federación de Asociaciones Nacional de Distribuidores de Ediciones (FANDE), Federación de Gremios de Editores de España (FGEE )y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez .
Quienes se quieran suscribir al manifiesto pueden hacerlo en la página http://www.anele.org/
Los siguientes son apartes del “Manifiesto por la lectura”:
Podemos comenzar diciendo con Brecht: ¡malos tiempos aquellos en los que hay que luchar por lo evidente! Lo evidente es que las personas somos habla, lenguaje, pensamiento, y que aquellos que crezcan sin el dominio de los recursos que han forjado siglos de cultura no serán ni siquiera hijos de este milenio. Estamos hablando, claro está, de la lectura.
En el sistema educativo, los alumnos que sean malos lectores tendrán dificultades para seguir las asignaturas, y no sólo las humanísticas. El enunciado de un problema de Física, la exposición de un teorema matemático, la descripción de un proceso biológico: todo es texto, texto que exige decodificación, comprensión, asimilación; en una palabra: lectura.
La escritura, en toda su complejidad (ortografía, construcción, puntuación, etc.), tiene la mitad del camino recorrido en los alumnos lectores, que habrán absorbido naturalmente en el contacto con los textos los principios que habrán de guiar su producción escrita. La misma expresión oral, que en sus pausas y entonación debe transmitir la estructura del pensamiento, tiene en los buenos lectores una base eficaz: el texto bien leído es el trampolín de la palabra.
Forjar la habilidad de lectura en los ciudadanos del mañana es una responsabilidad compartida entre las familias y el sistema educativo, y de este último allá donde las familias no puedan llegar. Es en la escuela donde los más jóvenes van a tener que forjar sus habilidades lectoras, y los que salgan de ella sin haber adquirido un buen dominio de la lectura arrastrarán esa deficiencia el resto de su vida.
Saber leer bien implica en el adulto no sólo poder disfrutar una obra literaria (como de forma reduccionista suele pensarse) sino también --o sobre todo-- saber extraer la información de la prensa, de un contrato, de un texto técnico, de un manual... Una sociedad que exige de sus miembros la “formación a lo largo de la vida” no puede ignorar cuál es la vía privilegiada por la que van a llegar los conocimientos a sus ciudadanos.
Las tecnologías actuales han vuelto a situar la escritura en el centro de la comunicación: no sólo para la creación y el contacto entre personas (la pluma como “lengua del alma” en Cervantes), sino también para trabajar y colaborar en la distancia. De nuevo, los adultos lectores tendrán una clara ventaja.
Los últimos años han visto un esfuerzo sin precedentes para la democratización de la cultura a través de la Red: ¿tendremos las mejores bibliotecas del mundo a un clic de distancia y los ciudadanos no podrán acceder a ese tesoro?
Queremos escuelas que preparen a los ciudadanos del mañana a través de la lectura.
Queremos escuelas donde se aprenda a leer textos de todo tipo: literarios, científicos y técnicos.
Queremos escuelas donde la lectura en voz alta prepare a los alumnos para tomar la palabra como ciudadanos.
Queremos escuelas que suministren en sus bibliotecas los elementos básicos para que todos los alumnos, con independencia de su situación familiar, puedan tomar contacto con los libros.
Amamos la lectura porque creemos, con Emilio Lledó, que “somos palabra, somos lenguaje”, y seremos ciudadanos incompletos si no dominamos la práctica que alimenta nuestra palabra interior y la despliega en el mundo.
Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros15/noticias8.htm

Porrúa, de librería a centro cultural en México, D.F.

La histórica editorial y librería Porrúa, fundada en 1910 en los albores de la Revolución, y localizada en pleno centro de Ciudad México, ha iniciado un proceso de transformación que la convertirá en uno de los principales centros culturales del Distrito Federal. La librería –declarada patrimonio arquitectónico nacional- será ampliada a tres pisos y contará con terraza y cafetería con vista al Templo Mayor y el Zócalo . Según informa su gerente Rodrigo Pérez Porrúa, continuará con la tradición venta por mostrador, pero abrirá otras áreas donde expondrán cerca de 400 mil títulos. La librería ofrecerá conciertos y lanzamiento de libros, pero también tendrá oferta de DVD, discos, videojuegos y programas de computador. En la parte editorial se ha anunciado un relanzamiento de famosa colección “Sepan cuantos”, gracias a la cual los clásicos han sido leídos por millones de mexicanos y por lectores de América Latina y España.

Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros13/noticias2.htm

La librería: constructora de lectores

EL BANCO DEL LIBRERO

En esta conferencia Juan Domingo Argüelles –pronunciada también en el XI Congreso de Libreros Mexicanos- resalta el valor de la librería cultural como lugar semilla donde vocaciones literarias y científicas se han construido. Sin ellas México no sería lo que es hoy literaria e intelectualmente. De allí la importancia de defenderlas.

Argüelles es un estudioso consagrado del tema de la lectura y de la circulación del libro. Es reconocido, sobre todo, su libro ¿Qué leen los que no leen? (Paidós, 2003). Actualmente es Director de Normatividad, Entrenamiento e Información de la Dirección General de Bibliotecas del Conaculta.

La librería: constructora de lectores

Juan Domingo Argüelles

Escribir libros es fácil; sólo hace falta pluma, tinta y papel. Imprimir libros resulta algo más difícil, porque a menudo el talento se complace en tener un carácter de letra ilegible. Leer libros es aún más difícil, debido a la dulce somnolencia que lleva consigo la lectura. Pero la tarea más ardua que puede emprender un hombre es la de vender un libro.

FELIX DAHN (1834-1912), HISTORIADOR ALEMÁN

Seguramente, muchos de ustedes recuerdan el excelente ensayo de Gabriel Zaid, “¿Adivinos o libreros?”, publicado en 1982 en la revista Vuelta ; republicado, cuatro años después en una edición especial de la Librería del Prado y posteriormente incluido en la edición definitiva de Los demasiados libros . El problema central de los libreros, explica Zaid, es que tienen que adivinar. Y añade:

“A los lectores (ya no se diga a los autores) nos molesta no encontrar los libros que quisiéramos: precisamente ahí, en el momento. Nos parece difícil de entender, bajo el modelo (hidráulico, totalitario) de un gran centro desde el cual se bombea la buena nueva hacia todos los puntos del universo. Pero la realidad no funciona con ese modelo centralista, más deseado que deseable. Publicar es como soltar papeles desde lo alto de una ventana: algunos son leídos, pero los demás ensucian las calles y se convierten en basura”.

Respecto de las librerías en México, desde hace muchos años, Gabriel Zaid ya nos advertía del grave problema por el que atraviesan cada vez con mayor severidad.

Las librerías —sentencia— son negocios difíciles, y con frecuencia pésimos, porque cada libro que compran puede tardar mucho en venderse o no venderse nunca. Cada lector es un mundo: no hay dos bibliotecas personales idénticas. El número total de libros publicados es infinito, pero los recursos del librero son finitos. También su clientela es limitada. Las probabilidades de asignar recursos a un conjunto de libros que nadie va a pedir son muy grandes”.

Sin embargo, pese a la gran problemática por la que atraviesan de manera continua las librerías y los libreros mexicanos, nadie podría negar que las librerías han sido y son, del modo más natural, constructoras de lectores y de escritores, aunque esto no siempre se reconozca abiertamente y a veces ni siquiera se mencione cuando se habla de la formación de lectores en México. Además, en algunos casos, ciertos libreros, particularmente entusiastas en su trabajo y bien preparados para el negocio cultural, han sido una influencia benéfica determinante para muchos lectores, lo reconozcan éstos o no.

Una librería bien puesta, por ejemplo, en Villahermosa, Tabasco, o en cualquier otro punto del país que tenga la necesidad de una librería, puede convertirse en centro de reunión, en lugar de confluencia que anima la lectura, en punto de referencia para todos aquellos que encuentran en ese espacio una serie de medios y un ambiente que no es posible hallar en ningún otro sitio. La librería potencia sus virtudes más allá de ser un lugar en donde se venden libros: es un punto de reunión cultural, un centro de diálogo, encuentro y discusión, un espacio para darle sentido al tiempo de ocio, en fin, un centro de cultura que, en México, desafortunadamente, ha decrecido más que incrementarse porque poner una librería y mantenerla no es negocio fácil: son muchos los factores que conspiran contra su establecimiento, su desarrollo y su permanencia. Y porque, como bien dijo Zaid, ahora, por desgracia, el pensamiento de mucha gente del ambiente cultural (incluidos algunos funcionarios públicos) se ha contaminado de la mentalidad desdeñosa de los acaudalados hombres de negocios: “negocio que no te deja, déjalo. ¿Escribir no te deja? Déjalo. ¿La librería no te deja? Ciérrala”.

(…)

La librería, además, propicia otra costumbre benéfica fundamental: la de hacer de una persona un bibliotecario. Es importante destacar que, contra lo que se pueda decir del coleccionista de libros y contra lo que puedan decir contra sus hábitos los mismos coleccionistas de libros (por ejemplo, que ya no caben en sus casa por tanto papel que han acumulado), la formación de una biblioteca personal o familiar es no sólo decisiva sino del todo necesaria si queremos realmente que en México la cultura del libro y la lectura no sea nada más una buena intención. Las bibliotecas públicas son importantes, lo mismo que las escolares y todas aquellas que prestan los materiales, pero la noción del verdadero valor del libro se produce cuando el lector adquiere sus propios materiales de lectura, es decir cuando accede al sentido de propiedad de los libros. Sólo cuando una biblioteca nos ha costado, alcanzamos a entender la verdadera dimensión del valor del libro. Y que nadie venga a objetar este dicho con el consabido argumento de que los libros son caros. Hay vicios, por recurrencia y por precio, muchísimo más caros y costosos que el de la lectura y, generalmente, los viciosos nunca se quejan. Ello sin juzgar ni la moralidad ni las consecuencias para la salud de dichos vicios onerosos.

(…)

Otros escritores mencionan también como un paso decisivo en sus vidas la entrada por vez primera en una librería para elegir los libros que, a partir de entonces, serían suyos y les acompañarían en los mejores y peores momentos de su existencia. Traigo a cuento aquí, también, el testimonio de Felipe Garrido:

“Un hecho que recuerdo —dice— es que la oficina de mi padre estaba muy cerca de la Librería de Cristal, a dos cuadras de la Avenida Juárez, y a veces los sábados lo acompañaba y después pasábamos a dicha librería. Mi padre me dejaba en el sótano, que era donde estaba la sección infantil, y él buscaba sus libros arriba. Veinte o veinticinco minutos después bajaba, y para entonces yo ya había formado una pequeña torre de libros que había escogido en absoluta libertad en ese sótano que yo veía inmenso; él separaba de ahí tres o cuatro títulos y me los regalaba. No te podría mencionar concretamente el primer libro o la primera lectura que más me impresionó entonces. Lo que sí te puedo decir es que empecé con cosas muy sencillas y luego seguí con lecturas de mayor densidad o complejidad; por ejemplo Los bandidos de Río Frío , de Manuel Payno, que me pareció interminable, porque lo leía y lo leía y nunca acababa. Leí muchísimos tomos de la colección Austral de Espasa-Calpe y quizá una de las lecturas especialmente importante en mi adolescencia fue la obra de Chesterton: El Napoleón de Natting Hill , El candor del Padre Brown , El hombre que fue jueves y otros títulos más, algunos de los cuales, luego vine a saber, estaban traducidos por Alfonso Reyes. Fue en años posteriores, con más conciencia de la literatura, cuando percibí que ciertos libros constituían una revelación o modificaban de alguna manera mi vida o mi visión de las cosas”.

(…)

Hoy, incluso los menos pesimistas admiten que las librerías en México apenas rebasan el número de 500 para un país de más de cien millones de habitantes. Otras estimaciones, más pesimistas o quizá más realistas, como la de Noriega Editores (“Mapa de librerías de la República Mexicana”), afirman que, en el país, las librerías no llegan siquiera a cuatrocientas (apenas 366), muchas de las cuales son establecimientos con compras muy bajas y muchas dificultades en el cobro.

En conclusión, y ante todas estas cifras inexplicablemente diferentes, tenemos que decir que México es un país con más de cien millones de habitantes y una superficie de casi dos millones de kilómetros cuadrados que, según los datos menos optimistas que manejan editores y otros profesionales del libro, no llega siquiera a las 400 librerías en todo el territorio nacional. Las librerías mexicanas han ido desapareciendo tan aceleradamente que las estadísticas de hoy serán puestas en duda mañana; y ello se debe a que lo que se llama a veces, oficial y fiscalmente, “librería”, no es otra cosa que un punto de venta misceláneo que, entre otras muchas cosas (cuadernos, lápices, estampitas, gomas, pegamentos, chácharas, etcétera), vende algunos libros cuya facturación total es más bien insignificante.

Pero una cosa es cierta, independientemente de los criterios laxos para aplicar estadísticas: para conseguir nuevos lectores no basta con editar libros, ni es suficiente que todos los libros se concentren en dos o tres establecimientos de grandes dimensiones. Es importante que las librerías medianas y pequeñas, así como las de viejo, sigan cumpliendo con su función de despertar vocaciones lectoras en cualquier rincón y en el momento más inesperado.

Defender la existencia de las librerías y los libreros independientes en México no es únicamente defender un negocio y un oficio, sino sobre todo un componente cultural de gran importancia para la construcción de lectores y el enriquecimiento cultural y educativo. Hace una década, Gabriel Zaid se preguntaba por qué había tan pocas librerías en México, y él mismo respondía lo que a todas luces es perfectamente cierto: porque, fuera de temporada, las librerías no son necesarias para vender libros de texto.

Y concluía con la siguiente consideración, con la que yo quiero también concluir, citándola y revindicándola, que explica muy claramente el problema que mucha gente, incluida la del medio editorial y cultural, no ha sabido o no ha querido entender:

“La animación de las librerías no la hacen los libros escolares, sino las novedades literarias, intelectuales, políticas. Los libros de texto, por definición, expresan la cultura obligatoria que se transmite de arriba hacia abajo: de los que saben a los que deben aprender. Los otros libros expresan la cultura libre, abierta, sin credenciales ni horarios, que no educa desde arriba y por obligación, sino entre iguales y por gusto, desde la plática sabrosa entre lectores que se animan leyendo y se platican unos a otros las maravillas o decepciones que han encontrado”.

Por esto, exactamente, es que defendemos a las librerías, y a los libreros independientes, en un medio desventajoso y desleal, y en un país donde están quebrando y desapareciendo a pasos acelerados. Las librerías son algo más que un negocio; constituyen una inversión cultural que merece preservarse.

Por lo demás, estas librerías independientes también tendrán que idear las estrategias para su defensa y su supervivencia. En ocasión del Congreso Nacional de Libreros que se realizó en Málaga, España, el año pasado, Francisco Puche Vergara, un librero español, llegó a la siguiente certidumbre en su libro sintomáticamente intitulado Un librero en apuros: Memorial de afanes y quebrantos (Málaga, Del Genal, 2004):

“A las pequeñas librerías sólo la presencia cooperativa con el medio social circundante nos proporcionará la imagen social y la clientela necesaria para subsistir económicamente. Para lograrlo deberán ofrecer servicios culturales al barrio o pueblo en que están ubicadas”.

Tengo la seguridad de que esto tiene que ser así, como de hecho lo ha sido a lo largo de una buena parte de la historia.

Este artículo fue facilitado amablemente por el Licenciado Arturo Ahmed, coordinador de contenidos del COLIME

Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros12/banco.htm

Las librerías al borde de un ataque de nervios

PUNTO DE VISTA

Una vigorosa defensa de la pequeña librería, como un negocio de facturación lenta, pero rentable, está en el centro de la discusión que abre este artículo, presentado como ponencia en el XI Congreso Mexicano de Libreros. El autor es ensayista, poeta y editor. Actualmente trabaja en CONACULTA, en México.

Las librerías al borde de un ataque de nervios

José María Espinasa

Una situación que se veía venir desde hace un par de décadas en la cadena productiva del libro era el cuello de botella que provoca la abundancia de oferta, más aún si la demanda disminuye. La cuestión en cifras es –todos lo sabemos- avasalladora. No hay posibilidad alguna de que una librería exhiba todas las novedades que la industria editorial en castellano lanza cada año al mercado, y menos aún si a esto se le suma la reedición de títulos que, pueden ir desde los clásicos hasta los éxitos del momento, pero frente a esta situación, la actitud (o si se quiere la estrategia) librera fue la menos indicada, se tendió a la uniformidad instaurada por los títulos de venta segura (aunque no sepamos bien qué significa esta expresión). Al igual que ocurrió con el cine y las multisalas, la oferta se volvió muy similar en las librerías de una ciudad, de un país, de un continente lector. Lo malo no era que encontraras lo mismo sino que se excluya lo diferente, provocando la aparición de cotos especializados –digamos de Jurisprudencia, de Medicina, de deportes (y pongo ejemplos de los que en el país se encuentra al menos un ejemplo)-. También el auge de ciertas ramas editoriales –como la de la literatura infantil, la autoayuda o el esoterismo- creo sus márgenes de acción, pero no ocurrió lo mismo con otras que por su propia definición no admitía la especialización. Notablemente el caso de la literatura.

El asunto es que se trata precisamente de que es la literatura la que forma y da fortaleza al piso sobre el que esas especializaciones de toda índole crecen. No nos dimos cuenta de que se les corría el piso y quedaban en el aire. Así una librería de barrio, si consiguió resistir, y una de Sanborn´s (como ejemplo de lo que llaman “grandes superficies”) se parecían en exceso en su oferta sin parecerse, a veces ni tantito, en su público. Y empezó a descender el número de lectores tanto en unas como en otras. Bajaron los índices de rentabilidad, los sueldos, los márgenes de movimiento, la capacitación del personal. El potencial comprador fue considerado un ente pasivo y el lector en buena medida se aceptó como tal. No se atraen lectores, se les hostiliza. Y las librerías dejaron de ser un lugar de reunión. Se ha dicho muchas veces que Gandhi representó un fenómeno por su política de descuentos, pero se ha analizado poco (aunque imitado mucho) el hecho de que fuera un lugar de encuentro.

Ese lector que tiene ganas de leer “algo” y se dirige a una librería acepta con muy mala gana que se le condicione su capacidad de elección, con una mesa invadida por ejemplares de (en el mejor de los casos) la última novela de Fuentes o Vargas Llosa, pero que tiene que padecer para encontrar un título que un amigo le recomendó hace apenas tres meses o incluso un título de los mismos Fuentes o Vargas Llosa de hace unos años. Entre los libros muy vendidos y los que no lo son tanto se empezó a abrir un verdadero abismo. O se venden 10,000 ejemplares o se venden 300. El lector que cuenta se aleja de las librerías. Incluso en el terreno de la respuesta al momento se ha perdido capacidad, el reciente premio Nobel se remataba en mesas de saldo y el premio Cervantes –Sánchez Ferlosio- no tenía al menos en nuestro país un solo libro circulando. Y llega el pequeño editor a ofrecer sus títulos y no hay manera de que se los reciban.

Aquí pensarán ustedes que ya salió el peine: viene a defender su “producto”. Y no es así, vengo a defender el suyo, que es el libro. La razón que se esgrime para rechazar al pequeño editor es que sus libros no se venden. ¿Qué quiere decir esto? Es verdad, no se venden doscientos ejemplares en un día, pero a lo mejor se venden doscientos en un año. Por eso lo que hay que cambiar es nuestra visión del tiempo editorial. El tiempo como medida de lo que se vive. Si lo que se quiere es ganancia, deje usted el negocio editorial y métase a narcotraficante, hágalo con conciencia de que se vive poco y nada bien. ¿Cuántos narcos conoce usted que tengan más de sesenta años? No conteste, se puede comprometer.

Los doscientos ejemplares vendidos en un año son suficientes para que se vuelva rentable la librería. Sí, si los que se multiplican son los compradores de ese tipo de libros. No es tan difícil, es un lector que no lee un libro al año sino varios y que gasta más dinero en eso que los otros. Y –muy importante- que no compra un libro para leerlo en ese momento, que crea y cuida su biblioteca, que escoge su tiempo, que habla de ese libro con otras personas, que lo recomienda y comparte el interés. Si le vuelve a poner piso a las edificaciones no sólo es posible que no se caigan sino que hasta crezcan más. Al crecer el tamaño físico de la diferencia se reduce paradójicamente la distancia que las separa.

La solución de la uniformidad masiva ha mostrado que en el terreno del libro no funciona. No se si en otro terreno lo hace, pero en este no. En cambio ciertos experimentos han probado que lo contrario si es viable. Las librerías que han traído novedades exquisitas de España o Argentina (o incluso en otros idiomas), en cantidades desde luego poco rentables por sí mismas, han comprobado que esos libros jalan hacia arriba la venta global, debido a que atraen lectores, esos lectores que buscan “algo”, los que precisamente se habían perdido y que de uno en uno resulta que son más que los otros. ¿Es posible pensar que la diferencia le gane lugar a la uniformidad en las mesas de novedades? Creo que al menos no debe cedérselas toda.

La argumentación en cifras para dejar de lado a los pequeños editores, y con ello a los posibles nuevos autores que accedan al olimpo de los bestsellers, no sólo es ideológicamente peligrosa, sino falaz en su mercadotecnia: busca vender lo que se vende mucho ahora, para no tener que vender nada mañana . Todos sabemos que la negación del futuro es la falsificación del presente y la perversión del pasado. Por eso hay que buscar esas contracifras. Pero contando con las librerías. Hace unos años una pequeña editorial decidió, con singular éxito, vender sus títulos por suscripción. Aparte de que no fue un éxito duradero el prescindir de la librería como punto de reunión, no sólo con el libro sino con otros compradores volvía contraproducente la estrategia, por más que fuera atractiva y tentadora.

Esto me lleva a tocar algo que nos trae de cabeza en estos días, tal vez porque estamos viéndolo como posible en México: el precio único. Expertos nacionales e internacionales han hablado con singular pertinencia sobre el asunto, incluso desde el lado de los libreros. No pretendo decir cosas nuevas sobre el asunto, sí que lo considero necesario, y que en México particularmente, más allá de efecto mercadotécnico tendría otro muy importante, recuperar la confianza en el libro como tal. En un país en que durante décadas se hizo de la cultura una moneda de cambio político las personas perdieron la confianza en el libro, eso se refleja en la idea de que el libro –por ser cultura- debe ser gratuito o –peor aún- regalado.

Como todos sabemos a un regalo repetido se le pierde el respeto. La recuperación del respeto al libro tiene que pasar por un cambio en la óptica de su uso: como el libro enseña y es fuente de conocimiento el mexicano lo frecuenta mientras está en la universidad, es un instrumento didáctico. En la primaria, secundaria y preparatoria es obligatorio. Por eso los manuales pedagógicos son una parte importante del negocio impresor, editorial y librero. El libro que no se lee por obligación es el que de verdad importa y resulta buen termómetro de las estrategias que hay que tomar. Nadie va a vender más libros diciendo que ellos nos hacen mejores (suponiendo que así sea), pero el que eso tenga el mismo precio para todos es un buen principio, porque dejaremos de leer por el precio y lo haremos por el título, el autor, el tema, el género o –incluso- la editorial. Ya no funcionan los proyectos para elevar la cultura del pueblo, esa elevación antes que cultura fomentó corrupción, al grado de que se volvió precisamente una cultura (véase Gabriel Zaid).

Así el librero debe apostar por un cliente que pasa por allí una sola vez y no regresa nunca, debe facilitarle el regresar a buscar “algo”, pero ese algo debe empezar a estar ahí cuando el comprador va. La cantidad de gente que busca un libro y no lo encuentra es mayor que la que sí lo encuentra y se lo lleva, el librero es uno de esos raros negocios en los que se pierden compradores en un porcentaje mayor a los que se ganan. Eso es precisamente lo que hay que cambiar. Fomentar la visita a las librerías no es tan difícil y se puede hacer desde la escuela. Por ejemplo, llevar frecuentemente a los escolares a las ferias del libro como paseo cultural, pero nunca a una librería, cuando las primeras están ahí una vez al año y las otras de manera permanente. De la misma manera es bastante extraño que en esos beneficios laborales que son los vales de despensa no se puedan utilizar (al menos un porcentaje) en la compra de libros.

Una suma de recetas caseras para paliar la enfermedad mejora el estado de salud pero no cura, y no obsta para que el problema siga siendo el mismo: en México no hay un público lector activo que vuelva plenamente rentable una librería. Por eso el precio único es tan importante, y en el otro extremo del espectro la necesidad de que las librerías no se cierren a la diversidad. La recuperación de lectores no será inmediata y llevara tiempo. Pero valdrá la pena. De lo contrario la expectativa será que tanto ustedes como nosotros los editores independientes, nos dediquemos a otra cosa.

Este artículo fue facilitado amablemente por el Licenciado Arturo Ahmed, coordinador de contenidos del COLIME

Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros12/Punto.htm

EL LIBRERO COMO PROMOTOR DE LECTURA

Nuevos lectores, nuevos clientes

Por Elisa García Amaro de Librerías Gandhi (México D.F.)
elisa.garcia@gandhi.com.mx

La vocación y el negocio del librero pareciera que ya supone que están promoviendo la lectura, es decir, en facilitar y hacer que sus clientes lean. Pero la compra de los libros que ofrece el librero es únicamente un aspecto de la promoción de la lectura. Por razón de su oficio el librero promueve la venta, es decir, pone el libro al alcance del lector. Pero esto de la promoción de la lectura no es tan sencillo, pues el hecho de vender libros no necesariamente supone que se lean, por lo que nos hemos de preguntar: ¿Qué libros? ¿Cuántos? ¿Qué hacer para que el cliente los lea? ¿Cómo interesar al cliente?

Por tanto hay dos aspectos para promover la lectura: primero, que el cliente tenga el libro y pueda leerlo. Y, segundo, que lo lea. El librero está a cargo plenamente de lo primero y está en una posición privilegiada para lo segundo, aunque no es sencillo. En estas líneas ofreceré algunas experiencias en relación con esto último y, de pasada, con relación a lo primero.

El librero ha de conocer los libros que ofrece. Es imposible que lea los “demasiados libros” con los que trabaja en su librería, pero es importante que esté actualizado e informado de las novedades editoriales, reimpresiones, autores, sucesos literarios importantes, títulos agotados, descatalogados, etc. etc. Asimismo, es deseable que conozca el contenido de los libros, lo que puede lograr leyendo la sinopsis, el índice, críticas confiables, etc.

Si no es así, si no conoce “de libros” ni está al tanto de las novedades, no podrá ser el consejero, el orientador, el que recomienda y también el vendedor mismo que cierra la venta con el cliente. En la medida en que conozca más, podrá tratar y ser efectivo con una mayor cantidad de clientes, quienes, como sabemos, son muy variados...

Otra manera de interesar al cliente es la de organizar diferentes eventos, cuando las librerías cuentan con foros ó espacios para realizar actividades para promover la lectura. La explicación de un libro, de un tema abarcado en varios libros, la firma de un autor, etc., son magníficos momentos para interesar al cliente y provocar la lectura.

El departamento de libros para niños y jóvenes también da un gran pretexto para hacerlo. A los niños les fascina que sus papás los lleven a la librería y para ellos es muy importante buscar su libro, escogerlo y hasta ir a la caja a pagarlo. Si los invitas a un mañana de “Cuenta-cuentos” tienes otra forma de irlos interesando y fomentando la lectura. Se les ha de recomendar que cada uno de ellos tenga su “biblioteca” en su propio cuarto. El librero debe de conocer muy bien lo que les interesa leer, de acuerdo a sus edades, escolaridad, etc. Inclusive las editoriales ya tienen el cuidado de marcar las colecciones de diferentes colores según los niveles.

Yo he organizado “visitas guiadas” a las librerías que he dirigido del grupo Gandhi. Invito a las escuelas o colegios para que los maestros programen la visita en la librería. Esto ha resultado un éxito. Habrá niños que nunca han visitado una librería porque sus papás no los llevan, al no haber visitado ellos mismos alguna. La experiencia de la visita es emocionante, pues les hago descubrir nuevos mundos. Les hago el recorrido explicando cómo se acomodan los libros, cómo se buscan, que “palabras mágicas” necesitan para buscarlo: autor, título y editorial. Les platico qué hace el “librero”; cómo se hacen los libros; etc. y en algunos casos dibujan lo que más les haya gustado de la librería. Escogen sus libros, los compran y se van muy felices. Y también sus papás-

Hay personas adultas que nunca han entrado a una librería. Les da miedo, cómo buscar, qué preguntar, si pronuncian bien el nombre, etc. Si ellos no vienen a las librerías yo llevo los libros a ellos. En ferias escolares, empresas, fábricas, clubes deportivos, etc. Les cuento una experiencia en una fábrica de pinturas, en los alrededores de la ciudad de México. Organizamos la feria en dos días dentro de la planta. La población era aproximadamente de 900 obreros y empleados profesionistas. Montamos la exhibición con una selección de títulos de acuerdo al perfil y la “cartera” de los distintos asistentes (es decir, adivinando lo que podrían gastarse). Llevamos un poco de todo: literatura, clásicos, novedades, ficción, no-ficción, libros de arte, discos y videos y libros infantiles para los hijos de los empleados. Llevamos vendedores que explicaron los libros e interesaron a los posibles clientes. Por otro lado, la empresa acordó con nosotros descontar por nómina a los empleados los importes que gastaran, en el número de quincenas que ellos marcaran. La venta y el entusiasmo que provocó la feria en la fábrica fueron muy grandes. Cada año, lo seguimos haciendo.

¿No es esto promover la lectura? Lo anterior refleja el gusto por el oficio, por los libros y tener un poco de imaginación para hacerlo.

Espero que estas vivencias sirvan a los libreros lectores para la promoción de la lectura.

Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros11/Punto2.htm

Las librerías como centros de promoción de la lectura


Por PABLO DANIEL ARCILA GUTIÉRREZ
(
pablo_arcila@hotmail.com )

El motivo de que incluso los países desarrollados insistan en la conveniencia del fomento de la lectura, que naciones como España, Francia, Alemania y otras de Europa hayan hecho de esa conveniencia una preocupación prioritaria de sus administraciones públicas, es que la capacitación profesional y la educación son la auténtica riqueza de las naciones y la palanca del desarrollo económico, cultural y social. La lectura, en efecto, es el eje alrededor del cual gira la enseñanza. Por decirlo de alguna manera, es la llave del conocimiento, por ser la actividad natural de la investigación.

A pesar de que parezca obvio decir que a los libreros nos compete la tarea de llevar a cabo permanentemente actividades de promoción de la lectura , en nuestro quehacer cotidiano se hace evidente que los tiempos que vivimos nos llaman a organizar esta actividad de una manera más integral y metódica. Actividad derivada del sentido común aplicado al oficio y fundamentada ahora en la psicopedagogía y en las teorías modernas del aprendizaje. La promoción de lectura es inherente al oficio de librero. Concebir un librero que no sea, en esencia, promotor de lectura sería un contrasentido, aunque lo cierto es que solemos confundir los fines con los medios o viceversa. Tratar de deslindar, en lo posible, las actividades normales de una librería tendientes a su óptimo funcionamiento, sus estrategias de promoción y mercadeo, para pasar a enfocar el tema de la promoción de la lectura , en abstracto, es el primer paso necesario para una reflexión acerca de cómo puede contribuir el librero a incentivar la lectura , campo donde todo está por hacer, siempre.

a) Considerada como centro de asesoramiento al lector, como motor de la promoción de la lectura y como espacio que compila y recoge la producción editorial e intelectual de una sociedad, la librería tiene como principal función propiciar por todos los medios a su alcance que esta producción, materializada en los libros, logre su objetivo de llegar a los posibles lectores, educando, divirtiendo –y mejor si las dos cosas se dan a la vez– y también, por supuesto, manteniéndose alejada del mero estado de supervivencia, en un mercado que se torna cada día más complejo y competitivo.

b) El librero debe ayudar y apoyar la consolidación de los hábitos lectores dentro del espectro social que está a su alrededor y propender por el aumento del número de personas interesadas por la lectura como actividad vital. Debe planear y realizar actividades dirigidas a captar la curiosidad y el interés de los lectores habituales, de los no lectores y de los lectores potenciales que se han visto privados de los beneficios que podrían obtener de la lectura –por la falta de educación o por los obstáculos generados por la amplia difusión de los buenos libros– y así acceder a ella por contagio, ser inesperadamente los beneficiarios de un mundo sorprendente, maravilloso, hasta entonces ignorado, que ampliará y enriquecerá su conciencia y su imaginación, y que estará siempre al alcance de sus posibilidades.

Las tareas de una librería para promover la lectura son variadas: puede realizar realizar actividades como lecturas de un autor, talleres de escritura, concursos literarios, encuentros con escritores, hora del cuento, para que los padres lleven a sus hijos, y muchas otras, siempre animadas por la imaginación y el buen tino del librero. En fin, cada librería puede analizar su entorno urbano y aprovechar las oportunidades que le brinde su cercanía con centros educativos, bibliotecas, museos u otras instituciones que puedan cooperar con este propósito, dado que ella, junto con la escuela y la biblioteca, son de este modo el “nicho ecológico” de actividades formativas y recreativas que giran alrededor de la promoción de la lectura.

Las librerías pueden contar con un espacio para la lectura en el que cualquier persona, sin importar su edad, se sienta tentada a dedicarse a leer u ojear a sus anchas todo lo que le atrae; deben tender a convertirse en centro natural de encuentro y confluencia de estudiantes e investigadores, de lectores y escritores, y colocar, siempre a la mano de sus visitantes, catálogos y revistas especializadas en el mundo de los libros. Mejor aun si cuenta con recursos técnicos que faciliten el acceso a la consulta de información bibliográfica actualizada –vía internet o en CD-ROM– de catálogos especializados, a las bases de datos de las bibliotecas, librerías virtuales, editoriales con sitio en la red, etcétera.

Las librerías están en capacidad de invitar a los expertos universitarios de variadas disciplinas a presentar las novedades bibliográficas, a escribir reseñas, a ofrecer entrevistas. De esta forma, ellas apoyarán la labor de promoción de la lectura que todo investigador realiza de manera natural, como parte sustancial de su trabajo cotidiano en el salón de clases y en los centros docentes. Las librerías pueden sondear a los lectores, docentes e investigadores sobre el tema, o solicitar a cada uno la redacción de un relato donde cuenten la experiencia personal que les llevó al proceso individual de la lectura.

El librero ha de representar un papel importante como promotor de lectura (y como promotor de los promotores), pues su oficio articula el último eslabón en la cadena escritor-editor-lector, y contribuye a la creación de una sociedad en la que la lectura sea tan natural como deseable. Todo librero desempeña un papel de mediación entre el autor y el lector. Ya se trate de textos especializados, de libros prácticos, de interés general, etcétera, a menudo se olvida que el librero es también un promotor de la lectura. Todo esto es otra forma de decir que él se halla en un punto de enlace entre el editor y el lector, aunque los profesionales de la industria editorial y las instituciones públicas y educativas, en nuestro medio, parecen olvidar la labor estratégica que cumple, dejándolo aislado y sin apoyo en el complejo proceso de la promoción y formación de lectores.

Es decir, y hay que insistir en ello, los libreros, los editores, los maestros, los bibliotecarios, los investigadores, el periodista y el escritor son lectores profesionales cuya labor natural es la promoción de la lectura desde los ámbitos específicos de su quehacer laboral.

En conclusión, para recoger y articular esta labor de manera productiva, cada país ha de apoyar el trabajo de promoción que desarrollan estos actores. El reconocimiento de la función esencial que cumple el librero como promotor de la lectura no debe ser soslayado al diseñar tales políticas.
Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros10/Dossier1.htm

13 actividades de promoción de lectura que puede realizar en su librería

  1. Encuentro con autores
  2. Exposición y muestras bibliográficas
  3. Ferias y salones del libro
  4. Formación de usuarios
  5. Jornadas y encuentros de profesionales
  6. Libro Fórum
  7. Narración oral
  8. Programas para niños
  9. Programas para colectivos específicos (discapacitados, jubilados)
  10. Programas para jóvenes
  11. Programas para padres
  12. Publicaciones (guías, revistas)
  13. Talleres de lectura y escritura

Referencia: http://www.cerlalc.org/nuevo_boletin/08/RedLibreros10/Dossier2.htm

Guión de una estrategia de promoción de lectura con jóvenes en una librería universitaria


Por CARLOS SÁNCHEZ LOZANO

La siguiente estrategia de promoción de lectura –titulada “Descubriendo el amor en la literatura juvenil latinoamericana”- fue desarrollada en septiembre de 2004, una semana antes del llamado Día del amor y la amistad. En esta fecha se realizó un taller que facilitó la discusión amena y la creación literaria en la Librería de la Universidad Sergio Arboleda, en Bogotá, una librería-café de corte universitario. Asistieron 32 jóvenes entre 15 y 20 años, todos estudiantes de las diferentes escuelas con que cuenta la universidad: derecho, comunicación social, marketing y publicidad, matemáticas, finanzas, administración y filosofía. La actividad se realizó un jueves entre las seis y las ocho de la noche, horario de baja presencia de público en la librería

Al evento se unieron dos editoriales que cuentan con títulos de ficción y no ficción sobre el tema central del taller y ofrecieron gratuitamente tanto el refrigerio como libros de premio a los ganadores de los diferentes concursos. La actividad de promoción de lectura fue organizada por Lilián Labarcés, directora de la librería, y Carlos Sánchez Lozano, profesor de interpretación y producción de textos académicos en esta universidad. En volantes de evaluación repartidos al final del taller, los estudiantes lo calificaron de “excelente”.

Con el fin de que los libreros latinoamericanos puedan realizar el Taller de promoción de lectura en sus librerías, a continuación se detalla el guión de trabajo durante ese día.

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Descubriendo el amor en la literatura juvenil latinoamericana

Modelo de taller de promoción de lectura con adolescentes

Presentación por parte de los organizadores

Como todo aprendizaje, el del amor también tiene sus fases de ensayo y error.

La adolescencia, por naturaleza, es la fase en que las preguntas sobre el tema comienzan a ser tan constantes, que por momentos hay ganas de gritar “¡No más!”.

Amar tiene su preescolar y su universidad. La idea es no repetir curso, no sufrir tanto (amando siempre se sufre: eso es una regla), estar dispuesto a conocer sin dejarse engañar, y escoger el ideal absoluto (que a veces resulta un esperpento).

La literatura –por su poder absoluto e ilimitado de describir las emociones humanas y los personajes que las representan- es un gran referente para comprender la forma como se ama en la adolescencia.

La literatura no siempre tiene respuestas, pero sí nos ayuda a hacernos nuevas preguntas. De la mano de Ana María Machado, Irene Vasco y Hernán Lara Zavala, entre otros, intentaremos dialogar sobre ese ? mayúsculo que es el amor en la adolescencia.

Bienvenidos.

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1ª parte del taller

1. Saludo de los organizadores. Hablar del amor –y del amor visto a través de la literatura juvenil- no es fácil y menos cuando no nos conocemos. Y menos cuando estamos en público y delante de adultos. Pero la idea hoy es regalarnos un momento largo para conversar sobre amor (si quieren hasta en tercera persona: “yo conozco una persona que le pasó algo igual”), pero sobre todo, cómo ve el amor la literatura juvenil latinoamericana. La literatura escrita para ustedes, los jóvenes. Vamos a encontrarnos con unos personajes bastante interesantes. Hay una Mónica, un José Luis, una Isabel, una Dora, un Bruno, etc. Hay un él, una ella y un otro. En fin, personas como ustedes, de 13, 15 o 17 años, que están aprendiendo amar. Amar tiene su preescolar y su universidad. Les adelantamos –como un chisme- que no estamos aquí porque supuestamente ya llegamos a esa universidad de amor. A veces, les aseguramos desde nuestros cuarenta años, que no parecemos haber salido del preescolar.

Una última idea para que comencemos a leer. A amar solo se aprende amando. La idea es no cometer errores –no porque amar sea un ajedrez- sino para sufrir menos. Para que el corazón no se vuelva un sendero de cicatrices. Y la literatura es un maravilloso espejo –no un recetario de autoayuda- porque no nos da respuestas, sino que nos invita a hacer nuevas preguntas. Las respuestas las damos nosotros.

Mil gracias por asistir.

Les rogamos soltarse, destensarse y prepararse para el gozo literario. Si les parece, comenzamos.

2. Lectura en voz alta de uno de los organizaciones de “La hermana”: Pulse aquí para descargar el texto: La hermana

3. Queremos proponerles un primer ejercicio algo enrevesado. Escojan uno de los personajes del cuento y asuman su identidad. Imaginen que esos personajes han muerto y han llegado al cielo y Dios les está pidiendo cuentas: ¿Por qué hiciste tal cosa, tal otra aquella vez. Explícame”. Nosotros vamos a hacer de Dios y ustedes de Mónica, Isabel, José Luis, del niño, o de los padres, ¡incluso de alguno de los médicos o enfermeras! Bueno, ¿quién quiere ser interrogado?

-José Luis, cuéntame qué fue lo que pasó aquella vez en el hospital con todo ese rollo de Mónica e Isabel.

4. Lectura de otra persona (un adolescente) que lea bien en voz alta del minicuento “Triángulo”.
Pulse aquí para descargar el texto: Triángulo

Les contamos que un periódico de Bogotá, en una época, había una señora que recibía correspondencia sentimental y daba consejos. Su sección se llamaba “IM contesta”. IM es la sigla de Inés Montaña, que es como se llamaba ella. Imaginen que IM recibió en forma de carta este cuento: “Triángulo. ¿Qué hubiera aconsejado ella? Escriban la respuesta (o díganla oralmente). 5 minutos.

5. En el amor rápidamente hay algo que aprender (y a veces no se logra tan fácil) y es a denominar el amor. ¿Qué siente uno? ¿Qué sentirá el otro? Hay amores que duelen, otros que quitan el sueño, otros que parecen de locura. Pero siempre hay que saber encontrar las palabras para saber cómo es ese amor.

Les vamos a dar solamente 13 palabras y ustedes tienen que hacer un poema, un grafiti, los versos de una canción, un chismógrafo, un minicuento, una frase para tarjeta. El tipo de texto que quieran, pero usando algunas de esas palabras para denominar un amor que han sentido, sienten o sintieron.


agua –

manos –

labios –

vaso

Mi – tú –su - mis – tus– sus – ti – el - la


6. Lectura de los textos de los jóvenes. Luego contraste con el poema de Jorge Eduardo Eielson que se encuentra en la página 26 del cuadernillo.

Pulse aquí para descargar el texto: Vaso de agua

PAUSA PARA TOMAR UN REFRIGERIO

2ª parte del taller

7. Si hay algo difícil –casi imposible, diríamos- es definir la palabra Amor. Miren –a mí me parece- lo deficiente y acartonado que define el DRAE la palabra AMOR:


1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.


2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.

Vamos a leer unas bellas definiciones de amor que dan niños entre 4 y diez años sobre lo que es el amor para ellos. Estas definiciones las hemos tomado de un hermoso libro. Se llama “Casa de estrellas” (mostrarlo) y lo escribió el poeta y antioqueño Javier Naranjo. Él se puso como tarea –muy rilkeana por cierto- recorrer la zona rural de su departamento, Antioquia, y hablar con los niños sobre qué significaba para ellos el amor, la muerte, la violencia, el cielo, la vida. Y estos son los resultados.

Lee las definiciones de Amor que dan los niños: Amor.pdf

8. Les vamos a pedir algo imposible. Definan el amor. Y se las vamos a poner más difícil, defínanlo en menos de 15 palabras (se puede en un haikú, un tipo de poema japonés de tres versos con estructura métrica 5-7-5). Nos regalan la hojita y escriben su nombre, por favor. Los textos los vamos a guardar como recuerdo del taller. Tienen cinco minutos.

9. Una de las preguntas más fuertes que uno se hace –en algún momento- cuando se está enamorando o entrando en una relación afectiva con alguien es: “¿Debo continuar o terminar con esto (o este amor)?” Hay amores saludables y hay otros mortales.

Vamos a leer tres textos que hablan del asunto: un fragmento de una novela, un microrrelato y un poema.

Lectura de uno de los organizadores y de dos adolescente más de “Eso no me lo quita nadie” (Eso no me lo quita nadie) “Fracaso” (Fracaso) “Espero curarme de ti” (Espero curarme de ti)

Para finalizar el taller, vamos a elaborar un texto que podríamos titular –si les parece- “Cómo sobrevivir a un amor y no salir chamuscado” (Puede ser un Decálogo) y lo componemos cooperativamente. Les sugiero se reúnan en grupos de tres. Quince minutos y luego socializamos los resultados. Nos oímos.

Anuncio: El mejor Decálogo obtendrá de premio un libro, que entre ustedes deciden quién se queda con él. Me parece que debe ser quien más aportó al taller.

9. Despedida con los versos del poeta alemán Yehuda Amijai:

El que se aparta de lo que amaba,

Hará saltar su última palabra

Como una piedra plana sobre el agua:

Saltará tres o cuatro

Veces. Después se hundirá.

Despedida

10. Estos textos que hemos compartido hoy nos fueron facilitados por las editoriales X, Y, Z (se mencionan). Gracias a ellos por brindarnos la oportunidad de compartir este momento en compañía de los autores que publican.

Una única recomendación final: cuiden su corazón. Es muy importante. Para sobrevivir a todos los amores que tendrán. Y mientras tanto lean literatura –y no solo de amor-. Es un bálsamo para el espíritu.