lunes, 1 de febrero de 2010

Entre libros III

La clasificación de clientes es de manera fortuita, pero el mercader de viejo clasifica a sus clientes de manera intuitiva.

Entre Libros III


El niño(a) lector
Es un niño o niños que los padres lo traen cada tres o cinco meses a la librería, en el niño se detecta la manera natural de tomar los libros, no tiene miedo de hojear, esta relacionado con la librería y con el dependiente. El niño(a) es exigente con sus padres, no se conforma con un libro ilustrado, un libro más es mejor dulce a su paladar, no importa la falta de portada atractiva el titulo es suficiente, el quiere leer, no le importa la suma de las páginas. Nuestro pequeño lector solicita a sus padres que le dejen en la librería en su espacio intimo, mientras ellos hacen las compras en otras tiendas, solicita su privacidad para escoger, claro más cercano a los 15 años. La edad entre los 8 y los 15 años.
El niño lector adquiere confianza, y no dejara de visitar la librería mientras viva en esta ciudad, crece se convierte en investigador, felicita al mercader de viejo por los nuevos ejemplares. Las relaciones que mantiene ayudan a librero a gestionar exposiciones.

El Cliente metiche
a) El personaje es versado en temas. Los primeros problemas se presentan, cuando llegan las compras de libros, el metiche comenten el gran error de seleccionar un libro del lote a tratar, no conforme con eso hace comentarios del costo de los libros en el mercado, ya sea nuevos o usados, en ocasiones arruina la compra y parece darle gusto.

b)El personaje conoce la librería, entabla conversaciones que ayudan a futuros lectores, en extraños casos convence a un nuevo lector de leer a Hegel, queriendo introducir a la filosofía. No lo hace de manera dolosa, pero no identifica a nuestro nuevo lector , necesita un libro de introducción a la filosofía, así como otros temas donde la recomendación debe ser introductoria.

El novio(a).
a) Una pareja de novios entra a la librería, el joven pretendiente y aspirante a demostrar a su amada su elocuencia e intelecto, abusa de tomar libros y conquistar las portadas para adivinar el tema o trama del mismo, anteriormente guiaba a los caballeros, allanando con una afirmación -el libro no trata de ese tema- , esto me hizo perder futuros clientes, al dejar a muchos novios en relativo ridículo, el tiempo me hizo abortar la idea de corregir, solo cuando la pregunta es directa y dirigida con franqueza.

b)Uno de los dos es amante de la lectura, por casualidad pasean y encuentran la librería, se extasía al ver volúmenes grandes, pequeños, un rincón de lectura. Uno de ellos gesticula su emoción de ver la librería como un centro de aversión y ella dice -ya vas a comenzar con los libros, no te basta con los que tienes-, El dice- Un momento solo pregunto por un libro y nos vamos al cine- , Ella - pero tu no eres de un libro-. El corrobora que si esta en existencia el libro que lleva años buscando y pregunta por la lista que soñó completar, para esto la pareja su molestia no es solo notoria, ahora puede golpear los dedos sobre algún libro para hacer ruidos molestos inquietando a su contraparte. En los casos más graves el universo de la librería escenifica desencuentros conyugales.
Nota si a su pareja y no le agradan los libros, no la invite a la librería a menos que sea usted masoquista.

c) La pareja que en conjunto degusta la lectura, llega a desvelar al mercader, pasan las horas, y no dejan de revisar libros, convienen en invitar a cenar al librero. Abordan los temas de su preferencia, crean lotes de libros, discuten entre ellos cuantos llevarán, quien pagará la mayor parte, cuales son los del próximo mes y los apartados. Ellos también ya casados en ocasiones tienen problemas al cuestionarse quién lleva más libros. Una pareja se casó y a los años se divorciaron, uno de los dos ejecuto venganza vendiendo los libros de su contraparte, para que este encontrara con nosotros sus preciadas lecturas a la venta.

Los padres no lectores.
Los programas de televisión convencen de la importancia de la lectura en los niños, un filme puede ser motivador para los padres soliciten que los hijos lean, cuando estos se trasmiten, pasan dos o tres días y se mide el impacto, al ver a padres con sus hijos obligando a la lectura en la librería. Los padres de familia, recurren a la lejana memoria de lectura de infantil para recomendar a sus hijos como algo muy bueno. La mayoría hablan a sus hijos las lecturas de Julio Verne, Mark Twain, y los clásicos juveniles que tampoco leyeron y sus padres (hoy abuelos) insistieron. La ola de padres no lectores se identifica por exigir a las puertas de la librería a los hijos con rostro temeroso ante la voz de orden militarizada - ¡No toques nada!- Ellos, los padres de buenos modales guían para conducirse con el mercader de libros, ellos para no perder el dominio revisan las manos infantiles no se extiendan a algún ejemplar. Es una lastima cuando escuchan la frase en nuestra librería en tono de garantía, -Sí el niño rompe el libro, no lo paga-, algunos padres se han molestado al perder autoridad ante la frase.

Los padres lectores.
Llegan con los hijos, sin mostrar recato u exigir decoro al tocar los libros, ellos invitan a los hijos a tomar lo que gusten, se recrean con el gusto lector de su familia, comparten comentarios con sus hijos, detallan gusto por ediciones, solicitan al mercader de viejo a sacar las ediciones antiguas. El gusto y motivación a estos padres e hijos lectores me congratula y me esmero en tomar de la vitrina las antigüedades aunque no sea motivo de compra, el interés de los chiquitines me reconforta como mercader de viejo. En ocasiones uno llega imaginar al niño en este sufrido oficio del librero de lance.


El cliente de película, cinéfilo u homo videns.
Llega con aire conocedor, hablando con voz presumida de las tramas de una novela, otra y suma otra, cita algunos párrafos, y va encontrando detalles que no corresponden al libro, sino a la versión de cine, cuando uno identifica esta visión es mejor no sacarlos del error, hasta entrados en confianza, porque se sienten ofendidos y dejan de comprar. Consuma paciencia en gotas y botellas.

Falta mencionar a los cleptómanos