martes, 23 de junio de 2009

Como iniciar una librería en la calle.

Como iniciar una librería, en la calle.

Un aspecto fundamental del librero de viejo es pasar por la calle, sí el lugar donde usted y sus libros se sienten desprotegidos, ante las inclemencias del tiempo, como lo son los días soleados que arrugan los libros, los días lluviosos que dejan perdidas cuando se mojan por completo; Estas inclemencias son vanas comparadas con las vicisitudes del carácter humano, imagínese antes de asomarse el sol, usted tiene sus cajas de libros listos para iniciar ese día, esperado como bueno, porque compro ejemplares a su gusto y considera que cualquier lector hará de uno de sus libros adquisiciones, eso no sucederá, no albergue esperanzas, recuerde inicia el día, y el primer cliente le solicita el libro más caro $1000.00 y hace a usted el ofrecimiento de $100.00, le argumenta que usted lo compro en $90 y le asegura que usted es un no tiene ética, en fin algo triste porque hasta usurero le dijeron, lo único posible que es usted conserve el libro en las manos y se recuerde que un descuento a cualquiera le agrada por ser considerado como cliente, no así el abuso de un cliente, usted es el dueño del negocio. La importancia de vender en la calle, en un tianguis como se le conoce en México, es eso estar expuesto a un sin fin de variantes Humanas que no sienten respeto por el libro como motor de conocimiento. El exponerse como vendedor en la calle por lo menos unos seis meses forja carácter, los mercaderes de Viejo que cuenta con escasa experiencia combinada a corta edad educa demasiado para el futuro. El establecimiento de librería de viejo, no permite muchas de esas situaciones, es más impone más prestigio, que tener un puesto de libros en la calle y específicamente en el piso. El regateo ya no será tan habitual, claro si usted se deja como en el caso de Aguascalientes, un cliente que obtiene un descuento , al día siguiente desea el doble, no solo costumbre maña, al poseer el dinero ellos acostumbrados a comprar voluntades, no conocimiento.
-----
Los primero pasos del librero usado en México implican que haya pasado por la calle, la experiencia de vender al aire libre o en tianguis fortalece el espíritu y es inigualable, esto prepara para mantener buenas relaciones interpersonales en un local establecido. Por otra parte aprende uno muchas cosas como el tipo de demanda lectores, dependiendo la zona de la ciudad, cuantos libros cargar por un espacio determinado, plásticos para ocupar cubrir el piso, los plásticos para cubrir los libros en caso de lluvia leve, bien así los plásticos para cubrir las cajas en caso necesario de lluvia torrencial, buscar un lugar alto para que no se mojen o de plano descartar venta ese día, hay diferentes tipos de papeles, estos al sentir la humedad se arrugan, otros absorben tanta humedad sin mojarse que pueden pegar sus hojas y ser difícil su separación sin dañar el libro. Recomendación si los libros estarán en el piso haga usted de meteorólogo y busque los posibles causes del agua, una forma inmediata de guardar en caso de lluvia fuerte o cubrir en caso de brizna. Un factor que también afecta es el Sol, cuando no hay nada que cubra de los rayos solares sus ejemplares expuesto tienden a decolorarse, a deformarse, otros a tomar formas arrugadas, los de pastas, no es fácilmente recuperan su forma original al deformarse usualmente la pasta se arquea hacia fuera del libro. En caso de Sol busque las la forma de acomodarse en mayor tiempo de sombra durante la jornada, el visualizar las horas mayor exposición del sol un árbol, una sombrilla, otro puesto ambulante, un edificio, etcétera, le pueda dar una buena sombra.

Hay una regla entre mayor sea el espacio de exposición, la venta también lo será, pero recuerde escoger los ejemplares de mayor demanda del momento en función de que usted los tenga. La selección de las cajas hágala usted ergonómicamente, puede llenar dos cajas de gran tamaño y llevar doscientos libros en promedio pero será difícil el traslado y carga, recuerde afinar su traslado en taxi, remolque o ayuda de amigos que le trasladen, muchos libreros de viejo llevan en varias mochilas sus libros esto con el fin práctico, si las cajas son de tamaño mas pequeño podrá manejarlo mejor.

El exponer lo libros en el piso, el lector y cliente interpreta que su precio tiene que ser menor, y esto sujeta al regateo, por obviedad usted tiene hacer descuento al que seleccione mas ejemplares para llevar al momento, cuando no hay ventas el final del día se acerca y tiene que cargar con los libros, uno en ocasiones desesperadas acepta cualquier oferta, para el transporte o comida. La recomendación general de un librero de viejo experimentado es: por lo menos para los nuevos libreros de viejo pasar en la calle al menos seis meses, esto garantiza ser librero de hambre, y no dejar caer la librería una vez abierta, luchar por mantenerla abierta como universo de libertad.
Las objetos más necesarios para una exposición en la calle o feria de libro callejera 1. Cinta adherente, 2.Libreta para anotaciones de clientes y futuras compras de libro. 3. Plásticos necesarios, 4.- Promociónales del local si ya lo tiene o donde lo puede encontrar. 5. Dinero suficiente para regresar. 6. Motivación para vender.

Los clientes amigos en toda exposición, ellos llegan, no sabe de donde pero mientras usted mantenga una buena platica, ellos invariablemente llegarán , los clientes amigos son importantes, ellos colaboran sin sueldo, ayudan cuando usted va al sanitario, o cuando necesita cambiar y el lugar es lejos, o vender porque el sabe, conoce mejor sus libros que usted, el tiene la ambición secreta de sus libros, y recónditamente ser librero, responsabilidad que no asume por representar un riesgo a correr y lo con usted. Estos amigos pueden pasar todo el trance desde que inicia la jornada hasta que ha dejado sus libros seguros en su casa o local. Tenga usted malicia, son pocos los clientes amigos que le roban pero sucede y cuando ocurre es muy molesto, aprenda a saber en quien confiar, esto mismo sucede en la librería.

Los clientes son diversos los que tomaran un libro y verán otro, otro y no compraran nada, pero el hecho de tener gente cerca es sugiere compra a otros lectores, Los clientes decididos son los que ven un libro preguntan el precio y se lo llevan de inmediato, otros alegaran precios con aire insultante que debe saber manejar cuando hay otros clientes, esto le dará seguridad para manejar situaciones. Los clientes vendores, evite este tipo de tratos frente a otros clientes, le ahorran dolores de cabeza.

Esto de participar en la calle le recuerda que la librería es un lugar valioso para mantener los libros y ofrece comodidades, con la experiencia aceptará las invitaciones a ferias de libro sabedor de que representa un esfuerzo supremo y pagar el precio de un stand representa seguridad mesa de exposición, publicidad, protección de condiciones climáticas adversas, yo me había propuesto no regresar a vender en la calle pero la necesidad y experiencia me solicito proponer exposiciones no solo individuales, sino colectivas, de esa manera se acerca más la gente al libro.

La mayoría de los comerciantes que comienzan en la calle creen loable el llevar doscientos libros por decir una cantidad mínima y vender cuarenta libros, consideran ventaja, por que dicen venden más que en una librería que tiene 15,000 ejemplares y vende cuarenta libros, muchos se quedan vendiendo en la calle viéndolo como una ventaja, la decisión final es suya.
En Aguascalientes hay solo tres opciones para vender en el piso: 1. La “Casa Terán” del Instituto Cultural de Aguascalientes, los sábados de las 10:00 a 15:00 horas esto es gratuito, los informes son con Juan Manuel Muñoz; 2.El Tianguis o mercado ambulante entre tomate, sartenes, ropa, etcétera, los días que se acomoden en diferentes puntos de la ciudad, es necesario entrevistarse con el líder del mercado y pagar la cuota diaria; 3. Solicitar un punto de venta en la ciudad en las oficinas del muncipio, afuera de una universidad un mercado, plaza, etcétera, pagar cuota o derechos de piso , las oficinas del municipio lo enviaran a la dependencia de mercados a ellos no les importa que sean libros, mecates o aguacates pero usualmente los niegan bajo el argumento de que no se permite el ambulantaje, así son pocos los que han logrado un punto fijo en la ciudad.

domingo, 21 de junio de 2009

La calle del libro usado en Aguascalientes

Ha bajado venta de libros usados hasta 50 por ciento en los últimos cuatro años
por Susana Rodríguez
Saturday, 20 de June de 2009

Los últimos cuatro años han sido los más difíciles para las librerías de usado y ha sido en gran parte por la proliferación de nuevas plataformas que ofrece internet para que los jóvenes accedan a información y literatura en línea; sin embargo existe la posibilidad de que la letra impresa se vuelva un “objeto” de museo y en el futuro sean arqueólogos de la literatura quienes rescaten estos objetos valiosos, dijo en entrevista César Gómez Díaz, presidente de la asociación de libreros de Aguascalientes.

Los mayores de 35 años son los que se han quedado con la lectura y el desinterés de los jóvenes, la migración de los lectores que eran clientes y las nuevas dinámicas de la lectura han bajado las ventas hasta un 50 por ciento y extrañamente quienes compran son personas foráneas que buscan libros de su propia región.

En cuanto a la esperanza de los libros, considera que dentro de los próximos diez años quienes tengan una biblioteca en su casa, se van a volver como en un momento determinado fueron los pergaminos, una referencia histórica. Le va a dar el sabor de arqueología para encontrar las cosas y sustentarlas.

César tiene desde hace nueve años sus librerías en Aguascalientes y uno de sus proyectos es ahora construir una calle de libros usados sobre la calle Matamoros, “no es Donceles, pero se puede construir un rincón donde los libros sigan vivos”, señala. Cuando ellos llegaron a la ciudad había personas que iban hasta tres veces a la semana para comprarles, a ellos les pareció extraño, pero luego se dieron cuenta que se debía a que eran únicos en su giro.

“Aquí al llegar los primeros temas que se empezaron a vender fueron los de la segunda guerra mundial, las biografías, la novela rosa, cosas que pensé que no se iban a vender jamás y como estaban en siete o diez pesos la gente se llevaba muchos de una sola compra”.

Una de las novedades que ellos trajeron fue la variedad de libros que además tenían muy organizados, tanto que cuando llega un cliente en menos de 20 segundos tenían en sus manos lo que estaban buscando, podían hojear completos los libros e incluso leerlos, siempre y cuando no se los llevaran a menos que los pagaran antes.

Hay ahora ya varios libreros que tienen el mismo interés, Adalberto, Daniel Gómez y Juan Cadena, son algunos de quienes tienen la intención de abrir nuevamente un espacio y aunque los locales no son tan grandes, al distribuirse en diferentes espacios habría mucha variedad para el lector y se vuelva además un punto de referencia para la gente.

Por esa librería ha pasado gente que ahora ya tiene cargos importantes, son médicos o hace ya varios años que recurrieron al libro usado porque era prácticamente el único lugar donde encontraban lo que estaban buscando.

Una librería de viejo engancha a sus clientes cuando le tiene constantemente novedades. El material lo consiguen con diferentes personas que llegan a ofrecerles, en ocasiones con unos cuantos a veces llegan a ser hasta tres mil; lo que ellos revisan principalmente es que estén sanos; es decir, que no tengan polilla, no estén mojados, no tengan hongos y que sean comerciales para que no se pasen años guardados en los estantes.


Fuente : http://lajornadaaguascalientes.com.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=3526&Itemid=8:testset

Libros y Librerías S/N Librería Alcancia


Librería Alcancia

Adalberto hombre familia y libros, sus inicios en los libros fue por la afición a la lectura, desde los 11 años, nos comenta - uno mis primeros libros fue el Quijote, otro la biografía de Galileo-; Comenzó en intercambio de libros por gusto de compartir los leidos, principios de los años noventas El inicio de mercadeo de los libros fue por la crisis económica en año 95, exponer la venta de libros en la calle en un tianguis llamado la “Linea de fuego” enfrascado entre articulos usados diversos ofrecia sus libros, con una grata experiencia sin dejar de asistir constantemente mercado. En año 2002 se acercó al tradicional Tianguis sábatino de “Casa Terán”, - En este tianguis se conoce todo tipo de personas, -adquieres experiencia en la compra venta de libros usados-.
En año 2004 abre su primera librería de viejo en el fraccionamiento Ojocaliente al Oriente de la ciudad, el punto de venta no fue muy funcional, así que en diciembre 2008 cerró, pero abre en otra en la calle Matamoros en el centro de Aguascalientes esto en el año del 2009; Escogio la calle Matamoros por el reconocimiento en comercio de libros usados, en este punto hay mas intercambio, más interesados en libros usados. Adalberto le gustan como muchos mercaderes los libros antiguos , las ediciones raras y en su pequeño local encuentra joyas bibliografícas interesantes como “Le Mousine Rustique” 4 ejemplares de del siglo XIX.
El nombre de “Alcancia” por Alcanzor del arabe, bola de fuego,
siente que el concocimento en los libros es como un bola de fuego. La Librería Alcancia se encuentra en la Calle Matamoros norte #105, la calle del libro, Centro Histórico de Aguascalientes, abre de lunes a sábado de 9:00 a 14:00 y 16:00 a 20:00 horas.

http://libreriaalcancia.blogspot.com/

martes, 2 de junio de 2009

Bibliófilos: ¿de qué depende el valor de un libro?

Cada vez que vamos al sótano, nos preguntamos cuanto valdrán esos libros que están allí desde los tiempos de nuestros padres y abuelos. Si desea saber que es lo que más influye en los libros, lea lo que afirman los expertos...

La oferta y la demanda es un elemento que influye ampliamente. Si bien no asegura la calidad de contenido, como cualquier objeto de mercado, el libro se determina por estos parámetros.

Existen tantas respuestas como personas, o incluso más. Pero se pueden ver algunas tendencias: Existe gente que busca en el libro una identificación con sí misma, sus ideas, o la sociedad en la que vive. Puede que estos libros le retrotraigan a su niñez, su juventud, sus familias o sus ciudades. Otros buscarán libros que tengan relación con su trabajo, o con los hobbies que practican, mientras que algunos preferirán aquellos que los lleven a lugares que visitaron, o en los que jamás estuvieron pero a los que les gustaría llegar. Un genero que últimamente ha concitado mucha atención, es el de las biografías, en el que se busca conocer la historia de aquellas personas a las cuales los lectores admiran o admiraron. En definitiva, los libros son como un cristal del espíritu humano: “dime que estas leyendo y te diré quien eres”, sería el ajuste de la clásica frase que podríamos hacer. Y formar una pequeña biblioteca personal, es una tarea muy intima y creativa.

Pensando en los fríos términos de “mercado” u “oferta y demanda”, comienzan a entrar en juego las características particulares de cada libro. Muchas editoriales, suelen sacar dos tipos de ediciones del mismo libro: la original y la de bolsillo. Las primeras suelen ser más grandes, poseen hojas mas gruesas, letras más amplias, y tapas mejor diseñadas, mientras que las segundas, son todo lo contrario, pero mucho más económicas. Luego, influye mucho la edición: las primeras tiradas suelen ser las mas caras, ya que son más difíciles de conseguir. Otras veces, influye el hecho de que el libro haya sido poseído por alguna persona muy importante (por ej. Galileo, García Lorca, Borges). Y sin dudas una de las cosas que más valor les dará, es el hecho de que estén firmadas por su autor.

Para otro experto, son otros los factores que inciden en el valor de los libros. En primer lugar, señala la historia del libro, “en la que se incluyen su buen ranking de ventas, su precio, y la opinión de los libreros sobre la seriedad de su contenido”. En segundo lugar, ubica la experiencia propia, y la intuición para reconocer un libro con mucho valor “muchas veces esos libros están escondidos, a un bajo precio, y son muy pocos los que reparan en su alto valor”.

Existe un gran número de factores. El biógrafo John Carter dijo alguna vez “Luego del interés por la belleza o importancia del libro, lo cual siempre fue un parámetro importante, las dos consideraciones más substanciales son probablemente la rareza de la edición y el estado de la copia”.

Para otros, por último, lo más importante en el valor del libro es la oferta y la demanda. “Hay muchos factores que inciden en estas variable, pero todo quedará resumido a una cuestión: el precio de tapa”. Entre los factores que afectan a esta cuestión, se encuentran “los años que tiene, las ediciones limitadas, el estado, y la firma del autor, pero nada de ello es garantía de su valor: Solo se determina por cuantos hay en el mercado y cuantos personas desearían comprarlo”.

Si el libro es viejo… ¿automáticamente tiene más valor?

Esto es totalmente erróneo. Salvo que el libro haya sido impreso antes del 1500, la antigüedad del libro no influye por sí sola en su valor. Recuerden que muchas familias suelen guardar los libros por generaciones, y tirarlos se considera un pecado, por lo que no es muy difícil encontrar libros antiguos. Además, el libro fue inventado para durar por muchos años, por lo que la mayoría de los libros pueden durar mucho tiempo, y de hecho los libros viejos (impresos luego de la invención de la maquina de papel en 1930) duran incluso mucho mas que los actuales.

Es por está razón que algunos libros de mas de quinientos años se pagan 100 dólares o menos, ya que su contenido no les interesa a nadie. Los que contienen sermones o discursos clericales son un ejemplo común de esto.

Y de la misma forma, existen libros que tienen solo cinco o diez años de antigüedad, y cuestan mas de mil dólares. ¿Por qué? Muy simple, porque fueron editados en ediciones muy reducidas, o resultaron ser mucho más populares de lo que cualquiera hubiera imaginado, o ambos casos juntos. Imagínense cuanto puede costar un ejemplar del libro “The Christmas Box” (la caja de navidad) del que solo se imprimieron veinte lujosos ejemplares, que fueron repartidos entre los amigos y parientes del escritor.

Mirando atrás, el libro parece ser uno de los objetos de arte de mayor importancia en la época medieval y renacentista, que ha sobrevivido hasta nuestros días. Un manuscrito puede llegar a valer el precio de un auto nuevo, y la próxima vez que se venda la Biblia de Gutemberg (1454-55), esta podrá costar el precio de un par de Jet de ultima generación. Los libros en general son baratos. Existen billones y billones de ellos. Y muchos de ellos se editan en solo una edición, por el hecho de sus autores no fueron en su momento lo suficiente populares, o no se contó con el dinero suficiente para reimprimirlo, pero su contenido es muy valioso.

Hay muchos libreros que guardan libros del siglo 15 debajo de sus escritorios. Todos los días, reciben gente que vienen ofrecerle este tipo de libros muy viejos a un precio elevado. Entonces, ellos responden: ¿Ve esos libros?¡Se los vendo todos por unos cinco dólares!

Pero de los millones de libros que existen en el mundo, solo una muy pequeña proporción –no mas del uno por ciento- son totalmente indeseados. ¿Por qué? Por que siempre habrá alguien, en algún lugar, que querrá Ese libro.

Para muchos expertos, la antigüedad es uno de los aspectos menos importantes en el valor de un libro. Por cierto, un libro impreso antes de 1500 tiene mucho valor, sea cual fuere. Pero muchos libros impresos en el siglo 17 o 18 son muy difíciles de vender. (Salvo que hablemos de precios inferiores a los 20 dólares). El valor de un libro reside fundamentalmente en los ojos del potencial comprador. Un librero dijo una vez que cuando algún otro librero lo llama por un libro muy raro, le cuesta dar el precio, pues no puede precisar si el comprador también es “raro”.

Caso contrario, una simple copia de un libro recientemente editado puede tener mucho valor, especialmente si perteneció a una prominente asociación, si fue firmado, tiene anotaciones en sus márgenes de un importante autor, o si está asociado con alguien de suma importancia. Si, por ejemplo, Albert Einstein hubiera estado leyendo una simple novela de detectives poco antes de morir, (y esto estuviera fehacientemente documentado), esa copia tendría un valor importantísimo.

¿Cuál es la diferencia entre un libro raro, escaso, antiguo, y usado?

El término “raro” suele ser utilizado de forma muy ligera en la actualidad, por lo que ha perdido el significado apropiado y se ha convertido en una especie de sinónimo de “costoso”, o de “viejo”. Y, aún más, hay personas que pagan cifras relativamente elevadas por ejemplar ‘raro’ solo por que era de los años veinte, y a pesar de que cualquier persona podía comprar otras diez copias de ese libro esa misma tarde.

El término “escaso” no se utiliza tanto como raro, y quizá por ello conserva su significado apropiado: Cuando un librero dice que un libro es ‘escaso’, está diciendo que no hay muchas copias disponibles.

En cambio, la palabra ‘antiguo’ nunca es utilizada por los libreros. Si usted ve un negocio en el cual le ofrecen ‘Libros antiguos’, puede estar seguro de que en esa librería no saben nada de libros.

Pero no deja de resaltar la importancia de separar este término de la palabra “anticuario”. Esta palabra, que se refiere a las casas de venta de objetos viejos, tiene una larga historia, y muy interesante. Se vienen a la mente los libros que pertenecieron a dos o más generaciones anteriores, cuyos contenidos difieren mucho de los actuales, en referencia a las historias, las artes, la ciencia, etc. Es un termino agradable, con un cierto glamour.

Cuando se habla de ‘usados’, se suele hablar de libros de ‘segunda mano’. Esto no es valorativo, sino que es un término neutral, que en el mejor de los casos se utiliza para denominar a un libro que está muy cuidado, aunque se nota que ha sido leído; y en el peor, para hacer referencia a un libro que solo se compraría si no existiesen mas copias del original.

Si un libro es realmente escaso, no permanecerá a la venta durante mucho tiempo. Incluso muchas guías de precios de internet dan valores falsos, y por seguir esos precios muchos libreros se pierden de realizar buenos negocios. Por ello mismo, muchos recomiendan tener mucho cuidado con el e-commerce.

No existe, entonces, un “diccionario de librería” que defina estas palabras, sino que solo la experiencia del librero puede hablar de ello. Pero en base a eso, hay quienes armaron este “diccionario”:

Raro: pocos ejemplares del libro pero muchos compradores. Suele tratarse de un libro de buena calidad, y de una primera edición rara, o de una edición clásica, con mucho valor histórico.

Escaso: No significa que posea muchos compradores potenciales. Puede tratarse de un trabajo de poca importancia de un autor famoso, un tratado histórico interesante, o algo asociado a una persona o acontecimiento famoso.

Antiguo: Esto vendría a ser “viejo”. Este término no se suele utilizar mucho en las librerías, ya que remiten a esas pilas de libros que estorban y nadie quiere. Algunos de estos libros parecen a primera vista muy interesantes, pero no lo son cuando se los examina de cerca, y se ve bien cuales son sus materiales.

Usado: Esto se puede dividir en libros que actualmente se imprimen, y libros que están fuera de impresión y por ende no se pueden conseguir. En este último caso, solo se puede obtener un ejemplar en una librería de usados, y es justamente por eso que poseen un precio alto. Si por el contrario, aún se pueden comprar, suelen valer la mitad del precio de tapa de los nuevos.

Cuánto incide el estado de un libro

La incidencia del estado de un libro suele ser inversamente proporcional a su “rareza”. Si un libro es muy difícil de conseguir, los compradores no suelen fijarse mucho en su estado. Sin embargo, si pudiesen conseguir diez iguales esta misma tarde, serán muy puntillosos para elegir el que mejor se conserve.

Algunos libros tienen valor solo por su estado: muchos decoradores, compran libros solo por su estado, a entre diez y veinte dólares el volumen. También están los que se interesan por la historia de la edición, y suelen por lo tanto fijarse mas en el estado del libro que en su contenido.

Si un libro está en buenas condiciones, (es decir sin rayas en el lomo, raspones en la cubierta, marcas adentro, etc.) puede valer el doble de lo que vale uno en estado normal. Existen algunas personas muy detallistas, que buscan hasta con un ‘tercer ojo’ cualquier defecto que pueda portar un libro. Esta gente finge ser coleccionista, pero en realidad no lo son: un coleccionista sabría que un buen libro que pueda completar su colección, puede servirle mucho, por lo menos hasta que pueda hallar una copia mejor. Por ello, existen también coleccionistas que por fijarse SOLO en el estado, desechan libros que tienen un valor único, aun cuando no estén en perfecta conservación.
fuente: http://www.enplenitud.com/nota.asp?articuloID=2514

El Rancio olor del aleph

Frida Pulido /
Sergio Vicencio

Fragmento

La azarosa búsqueda de libros de viejo es la azarosa
búsqueda de libros de viejo es la azarosa búsqueda de
libros de viejo es la azarosa búsqueda de libros de viejo es
la azarosa búsqueda de libros de viejo es la azarosa...

Pilas de libros amarillos e incompletos que han perdido sus hojas como un hombre viejo pierde el
cabello; tristes botaderos de a 10 pesos la pieza repletos de nada, estantes desordenados, libros vaqueros descontinuados y pornografía impresa con imágenes de gente que ahora debe de tener nietos, todo apilado junto a discos de acetato de Rocío Durcal y Topo Gigio. Lugares de donde rara vez uno puede exhumar un buen libro con olor a moho y la etiqueta de precio original aún pegada en su lomo. Es el juego de azar de comprar en una librería de segunda mano en Guadalajara.
Encontrar el libro buscado en una de estas tiendas requiere de muchos factores poco probables.
Uno tiene que ser en parte arqueólogo, en parte lingüista y comerciante, además de afortunado, para dar con el ejemplar perfecto en las condiciones correctas al precio adecuado. La mayor parte de las veces el comprador poco avezado se lleva una fea sorpresa cuando descubre que la edición que acaba de adquirir no es la misma que le han exigido en la escuela o en el despacho, y ésta va a parar directamente a la basura, lugar de donde, probablemente, acababa de salir. La realidad es que la gente que compra libros en esta ciudad rara vez lo hace por gusto y no por pedido, y aquellos que sí lo hacen por lo general no son sibaritas de la literatura. Prefieren las comodidades del libro nuevo y de la gran librería: plástico contra la humedad y papel amarfilado, búsqueda computarizada por ISBN, lista de títulos escolares preseleccionados, secciones de autores recomendados y demás. Pero además existen otros dos grandes motivos para que las librerías
de usados de Guadalajara agonicen: falta de interés por parte de sus dueños y poca publicidad. Las grandes librerías muestran a sus compradores un brillante camino amarillo directo a la tierra de Oz a través del cual se les llena la cabeza con ideas pop sobre la literatura. La mercadotecnia ha vuelto el hecho de leer best sellers una cuestión de moda. Son, pues, los mercadólogos, no los autores ni los lectores, los que deciden qué está in leer. Las librerías de usados, por otra parte, no cuentan con grandes campañas publicitarias ni con pilas enteras de copias del autor más vendido del momento, y por si esto fuera poco, para el lector promedio, la actitud de algunos vendedores de libros usados tampoco ayuda.Javier Valadez, dueño de la librería “El desván de Don Quijote”, ubicada en Lopez Cotilla 813, nos confesó que lleva 20 años dedicándose a la venta de libros usados, “por amor al libro”, y que su tienda ha estado abierta a su cargo por 14. Añade que en su negocio no hay épocas buenas o malas, que no teme a la competencia de librerías nuevas y que por lo general las ventas son parejas todo el año, “excepto cuando la gente quiere libros de texto escolares, porque aquí no tenemos muchos de esos”. Nos dice también que la gente busca más que nada libros técnicos especializados que ya no se consiguen en otras partes, y que eso, más que la literatura, es el pilar de su negocio. Todo suena muy bien hasta que decidimos ponerlo a prueba pidiéndole un par de libros técnicos cuyos títulos no sólo no reconoció, sino que además decidió no buscar a razón de contestar una llamada telefónica en su auricular de Bluetooth.
Situación semejante se nos presenta en la “Librería Cervantes”, situada en la Avenida Juárez a menos de dos cuadras de Federalismo. Su dueño, Alberto Cervantes, nos relata una situación similar con respecto al mercado de los libros usados. Nos dice que se dedica al negocio por gusto y que considera que la competencia de librerías nuevas no es su peor enemigo, sino la falta de lectores cultos. Nuevamente el problema viene con la consulta, pues cuando
preguntamos por la existencia de algunas ediciones raras que podrían interesar a un par de lectores entendidos, nos contesta que él no maneja nada parecido a excepción de una edición de poemas firmada por Elías Nandino que no tiene a la venta, sino enmarcada entre cristales detrás del mostrador para que nadie la toque. Pero a pesar de los problemas que algunas librerías de usados tienen en Guadalajara no todo está perdido. Negocios como la “Librería Romo”, que encontramos también en López Cotilla 667, o la librería “Ítaca”, situada en Marsella a media cuadra de la calle antes mencionada, salvan a las demás de su especie. Sus dueños, verdaderos amantes de los libros, no sólo conocen su negocio a la perfección, sino que aprecian lo que las buenas ediciones de antaño pueden aportar al mundo de los libros. La “Librería Romo”, así como
“Ítaca”, conjugan la venta de libros nuevos con la de usados y ostentan algunas ediciones raras o descontinuadas dignas de adquirirse. Sus dueños, además de cordiales, tienen bien organizados sus libros, acomodados por temáticas y en buen estado, al grado de que al estar entre sus estantes no pudimos evitar adquirir algunos títulos por demás útiles, como una edición en pasta blanda de la novela Mona Lisa acelerada, de William Gibson (hace años descontinuada
en México por Minotauro),cuyo precio en lista triplica lo que pagamos por ella.
feunte: http://www.gaceta.udg.mx/Hemeroteca/paginas/542/G452_O2%206.pdf