martes, 16 de febrero de 2010

Callejón Condesa ,libros viejos, Ciudad de México

http://www.youtube.com/watch?v=dDDNdv1hpnY
video editado por Nita Sulfita

lunes, 15 de febrero de 2010

Las diferentes etapas del librero de Viejo II


Colaboración de Rodrigo Ortega

El Librero mercachifle.
Ese que le da lo mismo vender libros que vender tortas.

El Librero de Superación o El Super-Librero.
Aquel cuyos temas se reservan a la Superación Personal
El Librero mitológico.
Ese que siempre promete traerte alguna edición y nunca cumple, el que dice que tuvo la Crónica de Nuremberg en sus manos ó el que dice que su negocio es un fracaso.

El Librero Sensei.
Ese que con aires de grandeza nunca te pone atención. El que suele no tener una menuda idea de como se hace un libro porque lo que le importa (dice el) es la esencia.

El Anti-Librero.
Aplicase a todos los que nos dedicamos a hacer libros, con afición bibliófila, pero que no tenemos la sangre fría para ponerle el precio a un libro y verlo partir.

sábado, 6 de febrero de 2010

El último librero de Viejo

Fallece en Madrid José Antonio Fernández Berchi, regente de uno de los puestos más populares de la Cuesta de Moyano y quien tuvo entre sus clientes y amigos a personajes como Alberti, Buero Vallejo y Umbral


Marta Caballero
El librero de viejo José Antonio Fernández Berchi ha fallecido este miércoles en Madrid a la edad de 83 años a consecuencia de un edema pulmonar. A pesar del "bajón" de los últimos seis meses, el librero, que desde el año 41 regentó uno de los puestos más populares de la madrileña Cuesta de Moyano, gozó hasta el final de "muy buena salud y, sobre todo, de una gran memoria de buen librero y bibliófilo", destaca su nieta, Lara Sánchez Fernández.

Amante de su oficio, como todos los que se dedican al casi vocacional negocio de los libros antiguos, Fernández Berchi presidió la Asociación de Libreros de Lance de Madrid. Personaje muy conocido en las letras del país, siempre quiso pasar desapercibido, como recuerdan sus familiares, de forma que su trascendencia por ser el librero de muchos de los escritores de las últimas décadas no se equipara a la escasa notoriedad que él eligió.

Fernández Berchi heredó el puesto 26 de la Cuesta de Moyano en el año 41. Hasta antes de la guerra ya lo había regentado su padre, que falleció durante la contienda. Desde entonces, y según recuerda su nieta, "él siempre estuvo allí, de lunes a domingo". Durante estos años, fue promotor y fundador de la Feria del Libro Antiguo de Recoletos y presidió la Asociación de Libreros del Lance de Madrid, así como la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Fue él, precisamente, quien introdujo los famosos pregones que inauguraban esta cita y por los que desfilaron, uno a uno, sus clientes más ilustres. De Alberti a Umbral, de Ayala a Caro Baroja.

A finales de los ochenta, prologó el libro editado por el Ayuntamiento de Madrid La Feria del libro de la Cuesta de Moyano, en el que habló de su experiencia en uno de los rincones literarios más populares de la capital. Su puesto fue, durante muchos años, punto de encuentro de escritores en torno al cual se formaban numerosas tertulias improvisadas. Entre sus clientes se encontraban Ayala, políticos como Trillo, Pío Cabanillas (padre) y también Caro Baroja, Gómez Navarro, Mingote, Francisco Nieva, Andrés Trapiello, Antonio y Juan Manuel Bonet, Octavio Paz, Javier Rioyo, Javier Gurruchaga, Alfredo Mañas, Alberti y Ian Gibson, éste último desde antes de venir a España y cuyas obras en torno a Lorca y Machado siempre estuvieron relacionadas con los ejemplares de los que le proveía Fernández Berchi.

"Mi abuelo hablaba mucho de Umbral. Decía que cuando empezó a participar en los ambientes literarios, le comentó que Cela le había sugerido que buscase su propio estilo, consejo que, según relataba, siguió a rajatabla", rememora la nieta del fallecido.

Entre sus libros más queridos se hallaba uno de dedicatorias de personajes que pasaron por su puesto y en el que, en un primer vistazo, se observan las cariñosas firmas de José María de Cossío, Dionisio Ridruejo, Buero Vallejo, Tierno Galván, Gabriel Celaya (a quien le valoró su biblioteca), un dibujo de Mingote y, una vez más, Umbral.

Un instrumento para los ambientes literarios
"No era una persona de acudir a tertulias y todos lo conocían por su posición física en la cuesta, por las charlas se formaban allí. Era un instrumento para los ambientes literarios", descubre su nieta, quien añade que "todos los que pasaban por la tienda se convertían en amigos por su agilidad para adelantarse al cliente y guardarle los ejemplares que pudieran interesarle".

El entierro será este jueves a las 12 en el Cementerio Sur de Madrid.


fuente.
http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/56/El_&uacuteltimo_librero_de_Viejo

martes, 2 de febrero de 2010

Las diferentes etapas del librero de Viejo

La presunción de revelar como son los tipos de clientes-lectores, nos hace reflexionar en la etapas y clasificaciones del librero de viejo o lance, para así completar el circulo.

El librero joven de piso.
Mi estimado Fermín López Casillas, Él de familia librera, su padre fundador del tianguis de la Lagunilla en la Ciudad de México, mercader de corazón, librero anticuario especializado en historia de México. Me propuso -Sí quieres ser librero tienes que empezar en el piso, como todos-, en el piso, tianguis, plazas es donde sufres, agarras experiencia, solo así aseguras no dejar la librería cuando esta en un local. Los mercaderes de lance, comienzan en el piso visionan algún día tener su librería, sufren las tempestades de la lluvia (el agua deja basura), el Sol ( pandea los libros), el frío al descubierto, se provee de gorras, paraguas, plásticos o hules, tiene pocos libros y su primer razón es dar un buen servicio, queda mal al no llegar temprano donde le localizan sus clientes, en muchas ocasiones la situaciones climáticas desvían su horario. El librero de piso vive al día, no puede almacenar muchos libros, trata de conseguir afanosamente libros solicitados. En el otro lado de la experiencia aprende que con pocos libros sobre vive, al ver que vende más que un establecido, su percepción esta basada en los pocos ejemplares y rápido desplazamiento, esto mientras este en un buen punto de venta (Callejón la Condesa, Centro Histórico de la Ciudad de México), pero cuando deja de serlo busca otro lugar lucrativo o bien abandona el oficio, considera caro un local comercial. El piso ofrece la compra venta de los ejemplares pueden presentarle un problema con la policía, al tener encima una investigación por la adquisición dudosa. No falta el ladrón de libros que llega con un buen lote y el joven librero de piso sin experiencia toma libros investigados. Los mercaderes que pasan la prueba acida del piso y construyen su librería establecida, valoran no estar al intemperie y el daño a sus libros y establece un horario de trabajo a sus necesidades. La importancia del piso en la formación del joven librero es vital.

El librero sin librería.
Es un personaje letrado, conocedor, casi indigente, se cuela a todas la ferias del libro, visita todas la librerías conoce los acervos de los mercaderes, encuentra a sus clientes en los talleres literarios, congresos, simposios, tertulias, parques, museos, exposiciones, etcétera, son una veta importante para la venta, consigue, acuerda, libros a domicilio. Conoce las bibliotecas publicas y privadas más importantes de la ciudad. Se relaciona seduciendo a sus clientes con promesas de ediciones príncipes, raros, escaso, agotados, primeras ediciones, incunables, ex libris y obras de arte. La adquisición las hace en las librerías o visita las bibliotecas privadas incitando a los particulares a la venta de los libros más valiosos, con tretas dignas de un estafador. En muchas ocasiones sabe quienes roban libros y pueden tener nexos con ellos ( no es una regla). Persiguen las bibliotecas privadas antes de que lleguen al mercader de viejo. Crea su propia fama buena o mala, por lo regular no tiene pareja. Sabe quien necesita el libro y quien lo tiene. Eleva mucho el precio de sus libros y las cualidades de los mismos, pocos saben su dirección y teléfono. Otros hacen verdaderas cadenas entre lo raro y lo místico. Cabe citar la novela de “El Club Dumas” de Pérez Reverte. Advertencia tenga cuidado con sus acuerdos pueden quedarle mal, libreros y lectores.

El joven librero.
La motivación de poner la librería puede estar en el interés de la lectura o como un fin de sobre vivencia, en realidad cada uno tiene su propia historia, y se es joven alguna vez.
El joven librero comente constantemente errores en sus compras, en valuaciones, ventas y atención al lector. No deja de tener la motivación de seguir adelante y es creativo, pero los libreros experimentados le pueden cuestionar mucho y no apoyan sus propuestas, pero depende del librero joven la creación de editoriales, encuentros, conferencias, nuevas formas de presentar el libro o la librería y gana envidia si comienza a tener éxito. Siempre es sangre nueva a la profesión, llegan a innovar el mundo librero. Muchos jóvenes libreros organizan eventos, literarios en su local, en ocasiones se ven envueltos en la dinámicas que crean más problemas de los que resuelven.
En muchos casos es arrogante, persuasivo, elocuente, de buen corazón, metiche, independiente, criticón de los lectores, buen lector y buscador de buenas bibliotecas que enriquezcan su local. Sabe de memoria cada uno de sus ejemplares, tiene pocos y los valora mucho. Los estados de animo van desde la euforia a la depresión, la buena venta le motiva, se pregunta todos los días si logrará tener la librería que soñó, la visita de un investigador que le aliente y la esposa comprenda su pasión por los libros o ya comienzan los jalones del divorcio . Él no atina en como atender al cliente sabio que aprovecha la presencia de otros lectores, toma el mando de su propia librería y siempre le cuestiona como valúa los libros y hace gala de la poca experiencia, evidenciando en consejos al joven librero con placer de humillarle. La compra de libros la hace elevada para conservar su clientes vendedores y hacerse de libros comerciales, en ocasiones desprecia los la lectura de superación personal o lo temas que no le interesan. Los libreros jóvenes no tienen edad, he encontrado desde 16 años en la Ciudad de México hasta de 60años que han decidido continuar su vida ahora ya jubilados en este oficio, claro entre mayor edad no enfrentan situaciones tan adversas en las relaciones humanas, La edad del librero se mide con los años en un local establecido con libros, no en edad biológica.

El librero abusivo
Es de corte más experimentado, por los menos cuenta con 10 años. No le importa hacer pagar al cliente caro los libros que identifica tienen importancia, él creara la atmósfera de rareza, antigüedad u otro artilugio para sus clientes, hace inspecciones oculares de la vestimenta del lector, verifica si tiene una cartera gruesa de dinero o pagará con tarjeta de crédito, no le importan los estudiantes y saben que tienen que comprar su libro sin importar el precio o quién lo tiene más barato, pocas veces se identifica con la necesidad del cliente en lecturas, solo atiende los lectores que llenaran sus caudales, usualmente tiene empleado al cual se dirige despectivamente o establece su rango de dueño. Cambia los precios de los libros según la demanda en el mercado. Revisa constantemente las cuentas, no participa en exposiciones a menos que financieramente este en crisis. Es amigable con los hombres de negocio y solo saca a relucir su elocuencia con las compras de gran monto.

El librero persuasivo.
Es apasionado de la lectura ha definido su gusto, puede tener algunos años en el negocio de lance, no descuida ningún cliente, invita a leer, enamora a los lectores, saca libros y libros de la estantería hasta encontrar el gusto del lector, es capaz de leer sus poemas a dama dispuesta a la escucha. La reunión es obligada se le juntan uno o varios clientes para solicitar recomendación de lecturas, tiene clientes constantes y contentos, vuelven de manera cotidiana para escuchar sus consejos, historias y confesar sus intimidades ( es un confesor ).. Él gana la confianza de sus lectores tiene pocos problemas con sus lectores o recomendaciones, es sonriente, calma tempestades.

El librero de corazón.
Contiene partes del persuasivo, pero pasa por casi por todas las etapas del mercader de viejo, siempre esta pobre. Gasta mas en sus compras de lo que puede presupuestar, se le derrama la emoción cuando encuentra libros en la basura, los rescata, los repara. No busca ser amigo de los clientes pero tiene una lista enorme, hace alianzas, no le importa el nivel académico de sus clientes, vierte en ellos la poca o mucha información que tiene sobre el tema, vende libros de su biblioteca personal cuando se identifica con el lector. Construye ferias del libro, apoya y asesora a sus compañeros libreros, siente gozo cuando se abre una librería más en su localidad. No lee para vender, leer por necesidad personal, escribe para él mismo, hace investigación y puede a llegar a imprimir o publicar (como Nicolás Casillas ), si se lo permite, se critica duramente. Es hombre de familia, no pasa mucho tiempo con ella por atender su negocio, por lo regular el mismo atiende a sus clientes, no le gusta nadie mas lo haga. El único territorio seguro que conoce es su librería. Algunos libreros de corazón se han convertido en consejeros de políticos, no le gusta figurar en los eventos, siente su labor hecha cuando convierte televidentes en lectores. No le interesan los títulos académicos, sabe que puede aprender más de los libros que una universidad, no desprecia las escuelas, las universidades, reconoce sus profesionistas cuando estos crean textos que ayudan a la sociedad, comprende espacialmente la situación de la letra impresa y no abandona la venta del libro hasta que llegue un bombero a quemarlo (451, Ray Bradbury). Con los estudiantes hace descuentos, regala libros, guarda obsequios para sus clientes, en ocasiones puede financiar ediciones. No deja de preguntarse por que esta metido en el negocio de los libros cuando las ventas son malas, no escucha a familiares y amigos cuando le frasean que abandone este mal negocio, traza su vida en la congruencia, no el importan los descalabros él sigue adelante.

El librero metiche.
Él tiene la juventud, sugiere libros, le dice a sus clientes que su selección es incorrecta basa su juicio en lecturas mas adentradas en el tema, y persuade en dejar ese mal libro para tomar otro mejor. Los clientes por lo regular le huyen debido intromisión en sus lecturas, termina en malas relaciones con muchos lectores hasta que recapacita y da continuidad de la mesura.


El librero experimentado.
Se involucra en la venta, le interesan su clientes, compra la mayor parte del material que le llega a sus manos, sabe que todo libro puede ser importante para alguien en algún momento, se le puede pedir un descuento pero nunca frente a otros clientes, pero su carácter puede cambiar a la falta de interés franco del lector, identifica a los clientes honestos y fanfarrones, en las ventas y las compras, cuales compras se realizarán y cuales no. Él ha pasado por casi todas las etapas antes mencionadas, y el dinero solo le importa para cubrir los gastos operativos de la librería. El puede tener deudas importantes o grandes inversiones en libros, en los casos de mayor éxito tiene asegurado su futuro en la librería, se esta especializando. Reconoce los libros importantes por su portada, empastado a lo lejos, no es fácil engañarle, sus clientes lo han nutrido, no deshecha visita a bibliotecas privadas, le excita encontrar libros raros, crea un ambiente de seguridad a su proveedor o cliente, aún sabiendo que no realizará la compra de la biblioteca. No menosprecia a sus compañeros libreros, no regatea cuando le interesa un ejemplar en otra mercadería de viejo.
Tiene su biblioteca personal, los pocos que la conocen la envidian, aun cuando no le fascinen los ejemplares antiguos. El Internet lo ve como una herramienta, no siente el desplazamiento de su librería, porque construyó una solidez en clientela. Tiene hijos y comienza a construir su legado, no todos sus hijos se dedicaran a la mercadería de lance.

Nota si usted tiene alguna otra definición anexe su comentario o correción.
César Diz

lunes, 1 de febrero de 2010

Entre libros III

La clasificación de clientes es de manera fortuita, pero el mercader de viejo clasifica a sus clientes de manera intuitiva.

Entre Libros III


El niño(a) lector
Es un niño o niños que los padres lo traen cada tres o cinco meses a la librería, en el niño se detecta la manera natural de tomar los libros, no tiene miedo de hojear, esta relacionado con la librería y con el dependiente. El niño(a) es exigente con sus padres, no se conforma con un libro ilustrado, un libro más es mejor dulce a su paladar, no importa la falta de portada atractiva el titulo es suficiente, el quiere leer, no le importa la suma de las páginas. Nuestro pequeño lector solicita a sus padres que le dejen en la librería en su espacio intimo, mientras ellos hacen las compras en otras tiendas, solicita su privacidad para escoger, claro más cercano a los 15 años. La edad entre los 8 y los 15 años.
El niño lector adquiere confianza, y no dejara de visitar la librería mientras viva en esta ciudad, crece se convierte en investigador, felicita al mercader de viejo por los nuevos ejemplares. Las relaciones que mantiene ayudan a librero a gestionar exposiciones.

El Cliente metiche
a) El personaje es versado en temas. Los primeros problemas se presentan, cuando llegan las compras de libros, el metiche comenten el gran error de seleccionar un libro del lote a tratar, no conforme con eso hace comentarios del costo de los libros en el mercado, ya sea nuevos o usados, en ocasiones arruina la compra y parece darle gusto.

b)El personaje conoce la librería, entabla conversaciones que ayudan a futuros lectores, en extraños casos convence a un nuevo lector de leer a Hegel, queriendo introducir a la filosofía. No lo hace de manera dolosa, pero no identifica a nuestro nuevo lector , necesita un libro de introducción a la filosofía, así como otros temas donde la recomendación debe ser introductoria.

El novio(a).
a) Una pareja de novios entra a la librería, el joven pretendiente y aspirante a demostrar a su amada su elocuencia e intelecto, abusa de tomar libros y conquistar las portadas para adivinar el tema o trama del mismo, anteriormente guiaba a los caballeros, allanando con una afirmación -el libro no trata de ese tema- , esto me hizo perder futuros clientes, al dejar a muchos novios en relativo ridículo, el tiempo me hizo abortar la idea de corregir, solo cuando la pregunta es directa y dirigida con franqueza.

b)Uno de los dos es amante de la lectura, por casualidad pasean y encuentran la librería, se extasía al ver volúmenes grandes, pequeños, un rincón de lectura. Uno de ellos gesticula su emoción de ver la librería como un centro de aversión y ella dice -ya vas a comenzar con los libros, no te basta con los que tienes-, El dice- Un momento solo pregunto por un libro y nos vamos al cine- , Ella - pero tu no eres de un libro-. El corrobora que si esta en existencia el libro que lleva años buscando y pregunta por la lista que soñó completar, para esto la pareja su molestia no es solo notoria, ahora puede golpear los dedos sobre algún libro para hacer ruidos molestos inquietando a su contraparte. En los casos más graves el universo de la librería escenifica desencuentros conyugales.
Nota si a su pareja y no le agradan los libros, no la invite a la librería a menos que sea usted masoquista.

c) La pareja que en conjunto degusta la lectura, llega a desvelar al mercader, pasan las horas, y no dejan de revisar libros, convienen en invitar a cenar al librero. Abordan los temas de su preferencia, crean lotes de libros, discuten entre ellos cuantos llevarán, quien pagará la mayor parte, cuales son los del próximo mes y los apartados. Ellos también ya casados en ocasiones tienen problemas al cuestionarse quién lleva más libros. Una pareja se casó y a los años se divorciaron, uno de los dos ejecuto venganza vendiendo los libros de su contraparte, para que este encontrara con nosotros sus preciadas lecturas a la venta.

Los padres no lectores.
Los programas de televisión convencen de la importancia de la lectura en los niños, un filme puede ser motivador para los padres soliciten que los hijos lean, cuando estos se trasmiten, pasan dos o tres días y se mide el impacto, al ver a padres con sus hijos obligando a la lectura en la librería. Los padres de familia, recurren a la lejana memoria de lectura de infantil para recomendar a sus hijos como algo muy bueno. La mayoría hablan a sus hijos las lecturas de Julio Verne, Mark Twain, y los clásicos juveniles que tampoco leyeron y sus padres (hoy abuelos) insistieron. La ola de padres no lectores se identifica por exigir a las puertas de la librería a los hijos con rostro temeroso ante la voz de orden militarizada - ¡No toques nada!- Ellos, los padres de buenos modales guían para conducirse con el mercader de libros, ellos para no perder el dominio revisan las manos infantiles no se extiendan a algún ejemplar. Es una lastima cuando escuchan la frase en nuestra librería en tono de garantía, -Sí el niño rompe el libro, no lo paga-, algunos padres se han molestado al perder autoridad ante la frase.

Los padres lectores.
Llegan con los hijos, sin mostrar recato u exigir decoro al tocar los libros, ellos invitan a los hijos a tomar lo que gusten, se recrean con el gusto lector de su familia, comparten comentarios con sus hijos, detallan gusto por ediciones, solicitan al mercader de viejo a sacar las ediciones antiguas. El gusto y motivación a estos padres e hijos lectores me congratula y me esmero en tomar de la vitrina las antigüedades aunque no sea motivo de compra, el interés de los chiquitines me reconforta como mercader de viejo. En ocasiones uno llega imaginar al niño en este sufrido oficio del librero de lance.


El cliente de película, cinéfilo u homo videns.
Llega con aire conocedor, hablando con voz presumida de las tramas de una novela, otra y suma otra, cita algunos párrafos, y va encontrando detalles que no corresponden al libro, sino a la versión de cine, cuando uno identifica esta visión es mejor no sacarlos del error, hasta entrados en confianza, porque se sienten ofendidos y dejan de comprar. Consuma paciencia en gotas y botellas.

Falta mencionar a los cleptómanos