jueves, 4 de diciembre de 2014

S.O.S. LIBRERÍAS

Por Carmen Velasco 
En extinción. Los libreros de cabecera son una especie en vías de desaparición. No los está matando los ebooks y las tiendas on line, que paulatinamente arrancan páginas de protagonismo a las librerías, sino el mercado. Los negocios de viejo son el último refugio para los exploradores de papel que coquetean con lo bohemio, lo soñador y las rarezas literarias.
En Valencia, aún se encuentran libreros que mantienen su local en pie por pura resistencia económico-romántica, o bien, por cumplir con el legado familiar heredado. Normalmente mantienen sus puertas abiertas en el centro de la ciudad y más allá del antiguo cauce no existen. Fuera de esta frontera geoliteraria es difícil incluso encontrar una librería.
Son pocos los negocios dedicados a los libros, al margen de las cadenas de librerías o comercios tecnoculturales, que resisten el temporal que azota la crisis. Los números exprimen a las letras. Dicen que Carrefour es la librería que más vende porque cuando el libro es mercancía no hay rival para las grandes superficies.
Las librerías, como todos, temen tener los días contados. De ahí que los libreros se hayan inventado dos iniciativas para reivindicar su espacio cultural y llamar la atención sobre sus escaparates. La primera es la celebración del Día de la Librerías que se quiere institucionalizar el último viernes de noviembre de cada año coincidiendo con el inicio de la campaña de Navidad (ya sabe, no hay mejor regalo que un libro). La segunda se llama 'Vine a la llibreria', una campaña que perfila estos locales como «el primer impulso de nuestros sueños».
El libro no atraviesa un buen momento (¿algún sector puede enarbolar hoy la bandera de negocio boyante?). Cada valenciano se gasta al año una media de 46,09 euros en libros. Así fue en 2010, según el Instituto Nacional de Estadística. Esta cantidad es la más baja del último lustro.
Pero que nadie se engañe. A la hora de leer, la proximidad de una librería e incluso el poder adquisitivo del lector tiene un peso relativo frente a la inquietud, la curiosidad y la necesidad cultural.
http://www.lasprovincias.es/v/20111202/culturas/librerias-20111202.html


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