martes, 16 de septiembre de 2014

Viejos, pero interesantes en Ezequiel Montes y Pasteur .

POR ROCÍO G. BENÍTEZ CULTURA@ELUNIVERSAL.COM.MX
Agosto 28, 2012 | 11:30
QUERÉTARO.— Algunos son muy viejos, han perdido el color y de tantas manos que los han tocado se les ha roto el lomo o alguna hoja luce desprendida, pero su importancia histórica o temática hacen que estos viejos pero interesantes libros tengan un lugar especial en las llamadas “librerías de viejo o usado”, en espera de que un lector se lo lleve a su casa.
En Querétaro existen siete librerías de viejo establecidas entre las calles de Ezequiel Montes y Pasteur, y seis más en Mega Plaza del Cerrito, sobre prolongación Corregidora; aunque hay libreros que trabajan sólo en tianguis, por eso no se tiene un número exacto de cuántos especialistas de libros viejos hay en la ciudad, refiere Nina García Pedraza, presidenta de la Asociación de libreros, revisteros y comiqueros de viejo A. C.
En 2011 cerraron cinco librerías de viejos en la ciudad, explica Nina; el motivo fue que los clientes eran atraídos por las ofertas de las ferias de libros nuevos, que se instalan frecuentemente en el centro de la ciudad. Por ello decidieron iniciar 2012 con sus propias ferias de libros viejos.
Hasta ahora llevan tres ediciones en el jardín de La Corregidora, y ya solicitaron los permisos para realizar dos más, en octubre y diciembre.
Las ventas que se generan en solamente cuatro días de feria equivale a 50% de lo que venden en un mes en sus establecimientos.
Cambio de dirección
En este 2012 no se ha presentado ningún cierre, sólo cambios de dirección, como el caso de la librería El Diván, que se mudó de la calle Juárez a Ezequiel Montes, en donde también cuenta con otra sucursal, casi esquina con Madero.
Mientras que la librería Evandro’s, que hoy se ubica en Mega Plaza, volverá al centro de Querétaro a finales de este mes.
Evandro’s permaneció en servicio por 14 años y medio en la calle de Juárez norte número 48. Cuando abrió, la única librería que estaba “era Eureka, en la calle de Allende esquina con Escobedo, fue de las primeras que yo vi aquí en el centro, y después de Evandro’s fueron saliendo El libro usado, El ojo mágico, El Alquimista y El gallo pitagórico, pero en el centro histórico fuimos de los pioneros”, refiere García Pedraza, encargada de la librería Evandro’s.
El gusto que Nina tiene por los libros es herencia de su abuelo, el general Rubén García Velázquez de León, quién escribió 40 obras sobre la historia de México, con títulos de la Independencia y la conquista española, como Hernán Cortés ante el embuste español.
El militar Evandro García, padre de Nina, también le inculcó el hábito de la lectura, y fue precisamente el señor Evandro quien inició con el negocio de la compra y venta de libros usados, trabajo que Nina decidió continuar con la librería Evandro’s, que volverá al centro de la ciudad en el local número tres de la calle Gutiérrez Nájera.
De los 16 años que tiene Nina García en este negocio, el libro más antiguo que ha pasado por sus manos es un manuscrito en arameo que data del año 1416.
“Son bellezas que nos llegan a nosotros por medio de familiares o personas que de alguna forma pues ya no ocupan esos libros”, explica.
Los jóvenes, por encargo de la escuela y por los precios accesibles, son quienes más acuden a comprar a este tipo de librerías, y no solamente hay clientes queretanos, sino que vienen de Guadalajara, Monterrey y San Luis Potosí, “incluso extranjeros, hay un inglés que cada tres años viene a la librería y se lleva desde cuentos de Kaliman hasta libros de historia”.
A parte de que ayudan mucho a la económica familiar -añade- porque cuántos hijos tenemos, tres o cuatro, que están estudiando y pues ahora sí que los libros usados son una buena opción para todos”.
Los más buscados
Roberto García Arroyo tiene apenas seis años dedicado a la compra y venta de libros usados, tiene 31 años de edad y su interés se originó porque “es un negocio noble; desgraciadamente la gente no tiene el hábito de la lectura, en parte porque los libros nuevos salen carísimos, realmente hay libros que no están al alcance de la gente, entonces de lo que se trata es de promover la lectura a un costo más módico”, comenta.
En su librería El buen leer, ubicada en Mega Plaza, García Arroyo tiene mil ejemplares; el más antiguo “es un tratado de las buenas costumbres, lo escribió el párroco Vicente Ferrer, en el año de 1791 en Barcelona y está en perfecto estado”, y su precio de venta es de 700 pesos.
Los libros de Harry Potter, Pablo Coelho, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, son los ejemplares más buscados en los libros usados, aunque la historieta también es muy solicitada, “por decir, un cómic nacional de La familia Burrón, te piden el Memín Pinguín, Rolando Rabioso, que es uno de hace 40 o 50 años, y los clásicos como Superman, Batman y El hombre araña”, añade Roberto García Arroyo.
La librería El gallo pitagórico tiene más de dos años establecida en la calle Luis Pasteur, aunque su historia empieza en 1921 en la ciudad de México, creando una familia, hasta la cuarta generación, dedicada a los libros incunables: ediciones únicas, primeras ediciones; como dice su publicidad trabajan libros “raros”.

Entre sus rarezas han tenido “Bulas Papales” (libros religiosos expedidos por el Vaticano) y libros de cocina de hasta 200 años de antigüedad.
Otra de las librerías que se encuentra en el centro de la ciudad de Querétaro, es El Tragaluz, este establecimiento tiene cuatro años de haber llegado a la calle de Guerrero.
El Alquimista, ubicada en la calle de Morelos a un lado del atrio del templo del Carmen, es una librería con dos locales, en uno venden los ejemplares nuevos y en el otro local se encuentran los libros “antiguos, raros, descatalogados, agotados y malditos”, con precios desde los cinco pesos.
Compra y venta
Los comerciantes de libros usados compran desde un ejemplar, hasta cajas llenas, porque hay personas que necesitan dinero y sólo venden un ejemplar, y otras que al cambiarse de casa no tienen espacio para seguirlos guardando y los venden por cajas, sin saber el contenido exacto de lo que están dando.
Al momento de adquirir un libro usado, se realiza una limpieza a la pasta y los interiores, con una aspiradora se les quitan el polvo y, posteriormente, se determina el valor del ejemplar, dependiendo de su antigüedad, importancia y las condiciones físicas en las que se encuentra.
Algunos libreros de usados tienen sistema de cambio, es decir el cliente compra un libro y al terminar de leerlo puede regresar a la librería y cambiarlo por otro libro.
El espacio de las librerías de viejos es reducido, algunas han delineado sus pasillos en forma de laberintos, con pilas de libros. La mayoría tiene muebles para la exhibición de libros y están clasificados por el género o tema. Otros hacen uso de tablas y apilan como montañas los libros.

Además de publicaciones escolares y enciclopedias, se pueden encontrar en estos comercios revistas científicas y de espectáculos, así como acetatos de diferentes géneros musicales, videos, fotografías, timbres, y demás documentos históricos y curiosos.
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