lunes, 25 de enero de 2010

Entre libros II

Entre libros II

Las anécdotas vertidas en este blog no tienen la intención de lastimar la sensibilidad de los lectores, pero son caso comunes en la librería. En los primeros años con la librería ya establecida contaba con 22 años y la juventud te hace ser irreverente, arrogante y burlón, cosas que se van poco a poco dejando atrás con la llegada de la experiencia.

Una vez por semana,
Cliente ¿Vende libros?
Mercader. Si
Cliente ¿Pero de veras vende libros?
Mercader. ¿Cuál busca usted?
Cliente. ¿No vende sobres?
Mercader. En una papelería

Cada seis meses
Cliente. Sr. Busco una colección de libros pequeños que hablan de muchos temas
Mercader (como receta de cocina) La biblioteca Básica Salvat, Grandes Temas de Salvat, Breviarios del Fondo de Cultura Económica, Colección Popular, o permita mostrarle algunos su identificación. En esto me esmero por mostrarle, desde Crisoles de Aguilar, Libros Pulga, y con una expresión de desaprobación
Cliente. No tengo tiempo, después vengo a ver los libros (Muy característico en el mexicano)

Constantemente
Cliente. (Con un aire despectivo por entrar a una librería de viejo) ¿Es un bazar de libros?
Mercader. No señor, es una librería de viejo, libros usados, antiguos, raros etcétera.
Cliente. Yo compro libros muy antiguos para mi librero, fíjese el más antiguo es del año 1950
(El mercader debe tener temple para no ofender al cliente)
Mercader. Tenemos libros desde el año de 1700, ediciones príncipe, pastas grabados, libros con baños de oro, lo que a su fino gusto es propio.
Cliente. Me puede vender unos 70 cm, de esos libros de pasta roja, me falta solo eso para llenar mi librero.
Mercader. Con todo gusto, la cuenta es $XXX. XX
Cliente. Por qué tan caro, si solo los quiero para llenar un hueco, no los voy a leer.
Mercader. Le propongo un descuento del 10%
Cliente. Ahorita vengo voy al banco a sacar dinero.
Mercader. Lo esperamos
Los clientes de este estilo son pocos los que concretan la compra, solo cuando tenemos ofertas y las pastas son vistosas a buen precio, llevan cajas.

Dos veces por año.
Clientes. ¿ Cuánto el kilo de libro?
Mercader. No es por kilo, sino por libro, los tenemos marcados con el precio en la primera página.
Cliente. Yo solo quiero dos kilos de libro.
Para librar un altercado, tome y enseñe cual sería de su gusto fui a la tienda de junto los pese y convine que eran 2,200 gramos, sobrando 200 gramos. El cliente acepto y llevo sus 2 kilos de libros.

El sabio
Un hombre entro a la librería cuando tenia contaba con 27 años de edad. Gritando -Yo leo mucho, usted no ha leído lo que Yo- . Las personas que se encontraban en la librería lo miraron con respeto. Espeto nuevamente- busco la colección de libros de los breviarios del FCE-, Le pregunte cuál libro o temas de preferencia necesitaba para buscarle el libro, comenzó a mostrar desaprobación mirando la parte superior de los libreros y dijo-Si esta la colección en un solo lugar los compro todos-. En la mañana había comprado 300 breviarios diferentes temas. Me agache de a mover las pilas de libros y ponerlos en la mesa. El cliente al ver la dimensión del compromiso, se justifico de todas las maneras posibles ante los otros clientes y salio corriendo con la típica frase “Ahorita vengo”, Han pasado 10 años y no lo he vuelto a ver por la librería. Se acercó un cliente y comento “puro pájaro nalgón “ ja, ja

El cliente frecuente.
Un cliente frecuente, cuando iba a la librería pelea su descuento, primero del 10%, después del 20% , avanzando ya por tanto, hasta que llegamos al siguiente grado después de un año de trato. Me llevare este libro que cuesta 50 pero necesito mi descuento como vez si me lo das en 25, Le conteste que si, movió otros libros y encontró uno de 25 pesos y me comenta que dejara el de 50 para llevarse el de 25 sin pagar nada, pues ese era el descuento ganado, poquito falto para reír a carcajadas, mira ese te lo dejo en 15, regatea nuevamente y el acuerdo final era de 5 por el libro, rápido saca el dinero de la bolsa y sale corriendo con el libro en la mano. Una señora a lo lejos me llama y enseño la frase “la avaricia rompe la bolsa”, no le había comprendido hasta que observe la bolsa con los víveres del cliente. La señora aún una hora después revisaba libros y el cliente llegó por sus víveres y abrir la boca para decirle “la avaricia rompe el saco”. El apenado, tres meses después para visitarme nuevamente.

El cliente mañoso
Un señor constantemente compraba libros, con descuentos arguyendo excusa cada vez más jocosas hasta que llegamos a la siguiente. Quiero este libro pero cuesta $35 y no me alcanza para mi camión, ¿ me lo dejas en $30? -Claro-, sigue buscando y encuentra otro libro de $15 y solicita que le descuente $5 pesos y le respondí - No, porque no tiene dinero y no le alcanza para el camión-.

Estudiantes todos los días
Buscan un libro chiquito, con pocas hojas, que no sean aburridos para la lectura y que no den sueño.

Estudiantes envían a su madre todos los días por libros.
La madres llegan a la librería preguntando si son más baratos los libros usados, fácilmente reconocemos la tarea a enfrentar, un papel arrugado, con una letra ilegible, los datos del titulo erróneamente o para adivinar, sin autor, sin editorial y con las descripciones transmitidas por el hijo, - es un libro que en la portada tiene una araña- , adivinar es nuestra tarea, mostramos y mostramos libros, hasta que damos con el parecido y la madre busca la aprobación del muchacho y vuelve al día siguiente, contenta de comparar el precio.
Esto nos da la regla para buscar lo que tengamos, llegara en días un ejercito de Mamás a pedir el libro con la misma característica.

Las listas de universidades
Los estudiante llegan con listas incompletas en datos, autor titulo, editorial, solo con la referencia de la portada y la suerte adivinadora del librero. No huelga mencionar en ocasiones estas listas debemos tener cuidado vienen embarradas de aguacate, tomate, café u otra sustancia visceral. Tenga cuidado e higiene.

El cliente perfecto.
Es el que no pide descuentos, no menosprecia el libro, no es soberbio, comparte su información, lecturas, recomienda la librería o a su dueño, lleva escritos, vende, compra, intercambia libros acepta los descuentos ganados, reconoce a los lectores fanfarrones. Busca por si solo sus libros, ayuda al librero a atender a los clientes en los temas para el dominado, siente que conoce bien la librería, sin ser pretencioso. acerca amistades, conoce a la mayoria de los mercaderes de su comunidad. Visita todas las ferias del libro y librerías de su ciudad. No interfiere en las compras del mercader de viejo, sabe al concluir el trato obtendra el libro que vio en el lote.

El vendedor de enciclopedias
Llega mirando las enciclopedias, preguntando precios, invitando a un descuento por motivo de una gran compra; El maletín en el que guarda los carteles y folletos de las enciclopedias, negro y grande; Zapatos cansados de tanto andar, llenos de polvo; El traje quemado por el sol, raído, con la buena cara para lograr un buen descuento y por lo regular no compra nada a menos que le hayan dado un anticipo por una obra encargada. Por lo regular no vuelven rápido, cada seis meses, para ver si hay novedades. Se llena la boca de decir que conocen todas la enciclopedias y que son los mejores vendedores en su tipo.

Prometo anexar mas anecdotas

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