Mérida, 22 de abril de 2008. Agustín Chong Amaya, un fotógrafo de armas tomar, previno a unasletras desde la semana pasada: el sábado (día 19) habrá una feria del libro usado en Santa Lucía, ¡tenemos que estar! Agustín es buen comprador y, por supuesto, gran lector, últimamente entregado a Octavio Paz, en cuya memoria tomó unas fotos espectaculares de los árboles del parque ese mismo sábado, fecha del X aniversario luctuoso del poeta.
A Agustín lo protegen los dioses. Esa tarde consiguió un ejemplar USADO de Árbol adentro (Seix Barral, 1987). Pagó por él, módicos 20 pesitos.
La Feria del Libro Usado se hizo de cara a la Calle 55. Ahí, sobre unas mesas con manteles largos, los expositores pusieron a la venta toda clase de títulos; desde biografías de Tongolele (yo la compré, a $100) hasta un cerro de TV novelas que, por cierto, no venían al caso en este foro.
En plan amigable, como todo buen librero, encontré en una de las mesas a Alfredo Bojórquez, “El joven librero de viejo”, como se hace llamar.
Admito que le regateé 5 pesos por un libro de la SEP, y como me hizo el descuento, lo compré. Se trata de un libro de historia de China y Japón, ejemplar de páginas avejentadas en perfecto estado; adquisición que hice influenciada por Chong (en honor a sus antepasados) y convencida de ilustrarme para un futuro viaje a aquellas tierras.
Con Alfredo estaban sus amigos, tan optimistas como él en el despegue de este negocio que, junto con su versión en vivo y a todo color, se maneja por Internet a través de un blog: www.eljovenlibrerodeviejo.blogspot.com
—Leemos en tu blog que "Volver accesible la literatura" es uno de tus propósitos, ¿qué has logrado con esta iniciativa hasta ahora?
—Acercar un poco las letras a la gente que no está dispuesta a pagarle a las grandes editoriales o no tiene mucho dinero. Soy muy flexible; estoy dispuesto a muchas cosas, por ejemplo, intercambio, o tal vez hasta préstamo. El fin es leer, para eso abrí este negocio, no quiero que yo ni nadie deje de leer cosas de calidad a precios honestos.
—¿Cómo te fue en Santa Lucía? ¿A cuánto llegaron las ventas del día?
—No muy bien, vendí $350. Hace unas semanas en la Feria del Libro Usado del Parque de las Américas me fue mucho mejor.
—¿Qué te llamó la atención de la gente que se acercó a tu mesa?
—Precisamente eso es lo más interesante del negocio, la gente; así como está el comprador más común, que se lleva Superación Personal, Esoterismo o Gabriel García Márquez, están los que te enseñan de libros, o a los que les haces el día al darles el libro que tanto querían conseguir. En la sensación de brindar un servicio tan satisfactorio es donde encuentro la magia de dedicarme a esto.
—¿Qué te resulta interesante de la competencia?
—Los diferentes criterios de valoración que se le dan a las mismas obras.
—¿Cuál fue tu primer compra de libros para el negocio?
—Lo primero que vendí fueron mis libros. Es el primer puente que se cruza para dejar de ser lector y convertirse en librero de viejo.
—¿Cómo se ha ido modificando tu catálogo de existencias desde que empezaste a la fecha?
—Tengo buenos títulos en ciertas épocas. Todo gira muy rápido.
—¿Quién determina el precio de los libros que compras, tú o el vendedor?
—Yo ofrezco y el vendedor le sube o, desde el principio, te dicen una cantidad y casi siempre se regatea.
—¿Has visitado bibliotecas personales a la venta?
—Completas no, no es usual. Casi siempre es gente que necesita dinero, espacio en su casa o que tiene libros que le dejó alguien y nunca leyó.
—¿Cuentas con un espacio donde se puedan ver los libros o piensas manejarlo todo por Internet?
—Por lo pronto tenemos servicio a domicilio gratuito para compras arriba de $100 en www.eljovenlibrerodeviejo.blogspot.com También pueden visitar mi casa, y yo acudo, cada vez que se dan, a Ferias de Libro Usado. La tirada es establecerme formalmente, pero esto tomará el tiempo que sea necesario. Ahora que voy arrancando no es fácil por que uno apuesta por tales libros creyendo que se venden, y no es siempre así. El problema es que quien vende lo quiere hacer caro y quien compra, barato. El comprador de artículos usados la mayoría de las veces quiere pagar menos.
—¿Qué futuro le ves al negocio de la venta de libros usados en Mérida?
—Como a todas las cosas de medio uso, le veo poco futuro. Sé que con este negocio me estoy arriesgando a trabajar mucho y ganar poco, así es el reciclaje, pocos lo valoran. Incluso en la calle Donceles del Distrito Federal, donde hay librerías de viejo con libros de hasta $75,000 pesos, se gana lo justo. La filosofía de respetar el medio ambiente y tu trabajo (dinero) a través de comprar cosas de calidad de medio uso, está siendo aplastada por un mercado consumista despilfarrador que crece día a día. Pero debe de haber futuro, no existen libreros de viejo formales en la ciudad. Solo existen ropavejeros y comerciantes de objetos usados que también venden libros, pero no saben de literatura, entonces venden caro lo barato y barato lo caro.
—Como promotor de la lectura, ¿qué dirías acerca del 23 de abril, Día Mundial del Libro?
—Es un día más, como todos, perfecto para hundir las narices en un gran libro. Como promotor cultural defiendo mi campaña personal: No lean libros recomendados. No hay mejor manera de acercarse a la literatura que por los propios medios. Una vez dentro, la cosa cambia… Referencia : http://eljovenlibrerodeviejo.blogspot.com/
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